Adios, al grande soldado,
Que a Chile dió gloria tanta
No hallo voz en mi garganta
Para elojiar al finado.
A nombre de la Marina
I del Ejército actual,
Le brindo este adios eterno
Al ilustre jeneral.
La patria, cual Magdalena,
Perdió a un hijo i por él llora;
Sin consolarse hasta ahora
Pasará siempre con pena.
El estandarte sagrado,
Con tal que nadie se asombre,
Por la muerte del gran hombre
Gran tiempo estará enlutado.
La bandera tricolor
De nuestra patria querida,
Pasará toda la vida
Haciendo un duelo mayor.
Los rejimientos de lineas
Con un valor de espartano
Tendrán que sentir la pérdida
Del heróico Baquedano.
Toditas las sociedades
En este trance tan fuerte,
Del valeroso guerrero
Tambien sintieron la muerte.
El hombre mas valeroso,
Digo escribiendo i pensando,
Que hoi se encuentra descansando
En la tumba del reposo.
Recuerdo de aquel gran dia
Cuando entró a las Delicias,
Fué colmado de caricias
Por su heróica valentía.
Todita la concurrencia,
Digo, hoi sin ser mequetrefe,
Decia a una voz entónces:
¡Viva, viva nuestro jefe!
Contento, alegre i ufano
Ayer se hallaba en la vida,
I hoi la eterna partida
Hizo el señor Baquedano.
En el dia de su entierro
Lindos discursos se oyeron;
Los diarios los publicaron
Por lo bonitos que fueron.
De pena i de sentimiento
Hasta las piedras lloraron,
I los diarios de tristeza
Sus columnas enlutaron.