Tú dices que no me quieres;
¿Por qué no me quieres? dí.
Yo dejé de ser querido
Solo por quererte a tí.
Mi padre a mí me escojió,
Y pasé a ser su hijo amado,
A fin que pague el pecado
Del hombre que el crió.
Adan desobedeció
Por disfrutar los placeres;
Mira, si en pecado mueres,
Yo no te doi tu perdon.
De todito corazon
Tú dices que no me quieres.
Dime, mortal, el motivo
Del odio que me has tomado,
Siendo yo tu Dios amado
Quieres enterrarme vivo
Tus blasfemias las recibo
Que me dirijes a mí;
Todo lo que conseguí
De vos, fueron los tormentos,
Y viéndome en sufrimientos,
¿Por qué no me quieres? dí.
Yo padecí injustamente
Por el hombre, es de advertir,
Aunque harto fué mi sufrir
No dejé de ser clemente.
Con el corazón ardiente
Paz le dí arrepentido;
Sufrí como se ha sufrido
Suplicios tan inhumanos!
Por amar a los cristianos
Yo dejé de ser querido.
Dijeron que era hechicero
Los que a mí me aborrecian,
Por eso me aperseguian
En aquel momento fiero.
Prepararon el matadero
Bien labrado para mí.
Con gusto lo recibí,
En mis hombros lo cargué,
Y en él tranquilo espiré
Solo por quererte a tí.
Al fin, despues que fuí muerto,
Resucité al tercer dia,
Por ver si se me creia
Que les hablaba lo cierto.
Tan claro como lo advierto
Les prediqué, lo repito;
Los de aquel pueblo maldito;
Aunque mis milagros vieron,
Con ser así no creyeron
De que era yo el infinito.