Le dedico estos cantares
Al Niño de Sotaquí,
Si es un infante divino
Que me haga un milagro a mí.
Mucho me han dicho que es
Rei en la vida mundana,
I en su forma carne humana
De la cabeza a los piés.
Yo quero sin interes
Que me alivie en mis pesares;
Sus milagros por millares
Se cuentan hasta el presente,
Sea o no omnipotente
Le dedico estos cantares.
De la Vírjen del Rosario
Debe de ser hijo el Niño,
Pero él no por cariño
Le visita su santuario;
Mas bien se muestra contrario
De ella, pues con frenesí,
Yo una ocasión que lo vi
Oye con muchas victorias
Voi a cantarle sus glorias
Al Niño de Sotaquí.
Allí al nene mui hermoso
Sobre una bola parado,
I porque estuvo alojado
Les pregunté por curioso,
—Pero si es tan milagroso,
Me contestó un campecino
Con un lenguaje tan fino,
Porque yo me atemorice;
No es mono como se dice,
Si es un infante divino.
El huaso, con el minero
En la fiesta dia a dia
Se atracan a su alcancia
A depositar dinero.
Yo aunque era forastero
La esperanza no perdí,
Me fuí acercando hasta allí
Con santo i divino amor,
Pidiéndole por favor
Que me haga un milagro a mí.
Al fin pregunto con gozo
En mi sencillo versito,
Cómo siendo tan chiquito
Puede ser tan poderoso.
Es que es bien virtuoso
I amado del padre eterno;
Nos mira con amor tierno
A todos por complaciencia;
Con su santa providencia
Sostiene todo el gobierno.