La Municipalidad,
Con pompa i con atarantos,
Abolió todos los cantos
Por tanta inmoralidad.
Ya en Chile la poesía
No está importando un comino,
El que ejerse ese destino
No luce su fantasía,
Decae dia por dia
En el campo i la ciudad
Tan solo la falsedad
Reina como entre las flores,
I muerte dió a los cantores
La Municipalidad.
En los templos a porfía
Canta el cura i el corista,
Solo esos según mi lista
Saben tener alegría,
I afuera con ufanía
Se sienten los tristes llantos
No se halla uno entre tantos
Que no beba ni el mas chico,
Se embriaga el pobre i el rico.
Con pompa y con ataranto.
En el teatro el cantor lirico
Tambien canta noche a noche
Sin fijarse en el derroche
Del empresario vampírico,
Yo aun que no soi satírico
Les critico sus quebrantos,
Porque ya causan espantos
Al anciano i al moderno,
Y para el pobre el gobierno
Abolió todos los cantos.
Los que quedan son poetastros
Que escriben en las revistas;
I yo por hacer conquistas
Voi a seguirle los rastros,
Esos grandes cristicastros,
Componen por orfandad
Versos que es barbaridad
Que al leerlos causa horror,
Supriman eso mejor
Por tanta inmoralidad.
Por fin, en las ocasiones
Digo como por bureo,
I por no haber tamboreo
De baja estan los cabrones,
Las dueñas de los salones
Casi se mueren de pena,
Ya toditos en la buena
Van a vivir con halago,
I en Valparaiso i Santiago.
Cayó la cueca chilena.