En el cerro de Yungai
Sucedió el drama sangriento
El cual, lectores les cuento
Por que otro como él no hai.
Como a las dos de la tarde
Se principió la bolina
La cual terminó en ruina
Con un crimen tan cobarde.
Los Peñas con mal intento,
Salieron a combatir
Solo para hacer salir
Al valeroso sarjento.
Los dos con cuchillo en mano
Estaban dándose tajos
Furiosos i sin barajos
Con instintes de paganos.
Ubeda estaba soñando
I dormia con empeño,
I oyó decir en el sueño
Jesús, que se están matando.
De un salto se levantó
El sarjento de la cama,
I a donde el deber lo llama
Armado se presentó.
El roto de mano armada
Se le mostró invariable
I ántes que sacase el sable
Le dió la cruel puñalada.
El sarjento mui fugaz
Quiso sacar el acero
I el hermano del primero,
Le dió otro tajo de atras.
Al suelo el pobre sarjento
Cayó i siguió agonizando
I esto que yo estoi contando
No estén creyendo que es cuento.
Los asesinos huyeron
Por salvar de la prision
I en esa misma ocasion
A los dos los aprehendieron.
El sarjento en agonia
Al verse su triste estado
Prontamente fué llevado
Hácia la Comisaria.
Esos hermanos malvados
Por orden del juez del crimen
Donde los mortales jimen
Están bien asegurados.
Daniel Meneses, Poeta Nacional Chileno Maruri 523