La muerte me halla propicio;
Aun tengo a felicidad.
Entraré a la eternidad
Por las puertas del suplicio
Un prisionero de dos
Condenados a morir
Dijo: pronto he de sufrir
El martirio mas atroz;
I todo lo ofrezco a Dios
Como único sacrificio.
Voi a ser llamado a juicio
Al supremo tribunal.
Para este lance fatal
La muerte me halla propicio.
Debo pagar con la vida
El delito mas enorme.
I es justo que me cenforme
Por haber sido homicida.
Venga la parca atrevida,
I a la mayor brevedad
Ejecute su crueldad
Dándome funesta muerte.
Porque morir de esa suerte
Aun tengo a felicidad.
Si Cristo murió inocente
Enarbolado en la cruz,
No te olvides, buen Jesus.
De mí, que soi delincuente.
Justo Dios omnipotente,
Inmenso mar de bondad,
Ten de mi alma caridad,
Por tu infinita pasion.
I con vuestra bendicion
Entraré a la eternidad.
Gloriosa vírjen María,
Hija del Eterno Padre,
A vos, compasiva madre,
Encomiendo el alma mia.
Tú; que sois segura guía
Del que implora tu servicio,
Como último beneficio,
Permitidme, virjen tierna,
Entrar en la gloria eterna
Por las puertas del suplicio.
Al fin, cuando ya marchaban
Al patíbulo los dos.
Encomendándose a Dios,
El santocristo tomaban
En sus manos, i besaban
La cruz, madero sagrado
Del cordero inmaculado;
I el que mas culpable ha sido,
Cuando muere arrepentido,
Es sin duda perdonado.
BERNARDINO GUAJARDO.