Súplicas de Santa Rosa a la Vírjen
del Cármen

Santa Rosa.—Virjen del Cármen, piedad,
    Para mis pobres mulatos.
[L]a Vírjen.—Rosa, a tus hijos ingratos
    Castigaré con crueldad.

Santa Rosa.—Madre de misericordia,
    Que los perdones te pido!
[L]a Vírjen.—Nó, Rosa , ellos han querido
    Romper la paz i concordia,
    Con la guerra i su discordia.
    Mira qué temeridad;
    Causa de tanta maldad
    Solos se hacen infelices,
    I en vano, Rosa, me dices;
    «Vírjen del Cármen, piedad»

Santa Rosa.—Vos, como Reina divina,
    Perdona a un pueblo culpable.
La Vírjen.—Rosa, perdonar no es dable
    Al que desea su ruina.
    Toda tu nacion indina
    Cometo mil desacatos
    I atroces asesinatos.
Santa Rosa.—Sí, Virjen, yo no lo ignoro,
    Por eso favor imploro
    Para mis pobres multatos.

Santa Rosa.—Vírjen, debes apiadarte
    De aquellos que mas te ofenden.
La Vírjen.—Sí; nó de los que pretenden
    Burlarse de mi estandarte.
    Tú sabes que en toda parte
    Mis chilenos son sensatos
    Tus cholos con arrebatos
    Perecen llenos de encono,
    Por eso es que no perdone,
    Rosa, a tus hijos ingratos.

Santa Rosa.—¡Emperatris benignisima,
    No me niegues el perdon,
    Tú que tienes todo don
    De la Trinidad beatisima!
La Vírjen.—Sí, Rosa, soi piadosísima
    I tengo tal potestad,
    Que la augusta Majestad
    Me venera i reverencia,
    I al que niegue mi excelencia
    Castigaré con crueldad,

Santa Rosa.—Por último, una batalla
    Dejad que ganen siquiera.
La Vírjen.—Nó, Rosa, justo es que muera
    Esa rebelde canalla.
    En mis chilenos no hai falla,
    Tienen fé, valor, coraje
    Tus cholos con el ultraje
    Turban del mundo la paz.
    Al fin, Rosa, no hables mas
    I anda con Dios i buen viaje.

       Bernardino Guajardo.

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