En Coronel es verdad
Que hai una niña dichosa:
Como santa milagrosa
Cura toda enfermedad.
Ya se habia publicado
En los diarios su virtud,
I hoi con mas exactitud
Esto se ha verificado;
Según por lo que ha pasado
En esa localidad,
Viéndola en tal soledad
Unos a saltearla fueron,
Pero no lo consiguieron
En Coronel, es verdad.
La niña a la madre dijo:
Haga una buena comida,
Porque una grande partida
De hombres espero de fijo.
Llegaron, como predijo,
I la madre cariñosa
Puso en su mesa ostentos[a]
A cada uno su cubierto,
I estos dirán: es mui cierto
Que hai una niña dichosa.
Despues de haber almorzado,
Pidieron que se les diera
Toda la plata que hubiera
O le habian regalado;
Ya los habia pegado
Una mano misteriosa;
Cada uno en su silla hermosa.
Temblaba de confusion,
I le pedian perdon,
Como santa milagrosa
Arrepentidos estaban
Los infames delincuentes,
Al verse todos pendientes
En las sillas que ocupaban;
A la niña suplicaban
Perdonase tal maldad,
Les perdonó por piedad
I la dejaron en calma,
I ahora del cuerpo i el alma
Cura toda enfermedad.
Al fin, con esto, señores,
La madre no temerá,
Mui tranquila vivirá
I libre de malhechores;
Desde que esos salteadores
Que la habian asaltado
Se fueron en un estado
Gravemente arrepentidos,
Contando a otros forajidos
Lo que han visto i observado.
Bernardino Guajardo