Los cuyanos renegados
Que en Lonquimai se batieron,
De siete muertes que hicieron
Dos dejaron degollados.
Cuando los chilenos fueron
Con parlamento de paz,
Aquellos brutos de mas
A bala los recibieron;
Gracias a que merecieron
Estar bien parapetados,
En una zanja enterrados
Como el ruin cholo cobarde.
Allá lo verán mas tarde
Los cuyanos renegados.
En todos sus documentos
Dicen, como ya sabeis,
Que vencieron diez i seis
A un número de doscientos;
Estos fantásticos cuentos
Como partes remitieron
I en Buenos Aires dijeron:
Júntense algunos millones
Para premiar a esos leones
Que en Lonquimai se batieron.
Su gloria es el degollar,
Para honra de su nacion,
I de civilizacion
Tambien se atreven a hablar;
Caro les ha de costar
El crímen que cometieron.
Qué fundamento tuvieron
Para una accion tan violenta?
Algún dia darán cuenta
De siete muertes que hicieron.
Los cheyes en esa guerra
Mui bien que la van sacando,
Asesinando i robando
A los indios de la tierra;
Así llenan la de perra
Con vacas i con ganados
De nuestres bravos soldados
Los gauchos facinerosos.
Para irse mas orgullosos
Dos dejaron degollados.
Por último, el jeneral
Villegas, como valiente,
Debia severamente
Castigar al oficial
Que por rencor o rival
Hizo tales desatinos.
Otra traicion, asesinos,
No vuelvan a cometer
I les vaya a suceder
Lo que a esos cholos indínos.
Bernardino Guajardo.