En el cielo hai un palomo,
En el purgatorio un gallo,
En el infierno un plumario
I en la gloria un verde aromo.
La Sibila recordaba
Al Censor, cual Claudio Craso,
El que hizo a Roma su trazo
I en su tumba reposaba;
Dicha infernal le anunciaba
De un fuego color de plomo.
También dijo: de un asomo
Del Esiderio i la fé,
Por eso se dice qué
En el cielo hai un palomo.
Siguió la enviada mujer
Contando de un seno ardiente
Donde eatá el que se arrepiente
Para poder a Dios ver
Aunque es triste el padecer
Por el Creador, justo lo hallo.
De tal leyenda no callo
Dice el sabio San Agustin,
Hai, i no sé con que fin,
En el purgatorio un gallo.
Añadió de que un barquero
Que lo llaman Aquironte,
Parece viajar de un monte
En un buque mui lijero.
La portadora primero
Leyendo lo lapidario.
Dijo: las tres parcas diario
Las merecí ver un dia.
También notó de que habia
En el infierno un plumario
Llegó al imperio romano
I al César Augusto habló,
Miró al cielo i señaló
Ya es nacido el soberano.
Esta es señal de mi mano
Las huellas sin saber como
Hai mas, diré con verdad,
Un limbo de oscuridad
I en la gloria un verde aromo.
Al fin, el autor avisa
Que la escala de los cielos
Resplandeciente sin velos
Un sabio lo patentisa.
A toda hora simbolisa
Siendo doce los mas ciertos,
Cristalinos descubiertos
I un astro que llaman sirio
Ilumina al cielo Empirio
Del juez de vivos i muertos.