Por la adúltera Herodias
I su hija habiendo danzado,
El justo fué asesinado
Sin oponerse a porfias
Las dos mujeres impías
Que la historia siempre marca
El escritor listo abarca
Con la pluma i escribió,
La torpe merced que dió
En Maqueronta el Tetrarca.
Cuando Salomé bailó
Herodes sin fundamento;
Facinado de contento
A la bailarina habló;
Que se cumpla le ordenó
Al senturión le hizo ver
Le dijo vas a traer
La cabeza que os relato
Recibiéndola en un plato
La desevuelta mujer.
La cabeza del Bautista
Tomó esta mujer liviana;
Puesta en una palangana
Por estar con el maquista;
Le refirieron la lista
Que con humildad clamaba;
I a Jesucristo esperaba
Que predicando venia;
Sin ver ni la luz del dia
En un calaboso estaba.
Un asesino cortó
La respiración de un hombre
Que Juan tenia por nombre
I cn el Jordan predicó,
El sacrílego pensó
Ser libre de aquel exceso,
Tan horroroso suceso
Dió principio a su partida
Antes de rendir la vida
Seis meses estuvo preso.
Donde fueron a parar
Aquellos dos delincuentes
En medio de las corrientes
Salomé empezó a gritar
Madre maldita a bailar
Vos i Herodes me insistieron
I a Juan el martirio dieron
Les advierto, a los que leen,
Que desde Jerusalen
Señores, los tres huyeron
Es propiedad del autor.
Nicasio García.
Lit. SCHAFER Y Cª
Nota: esta décima contrarresta el verso anterior.