Al pintar el alba santa
Abre el tenebroso velo,
Que tiene enlutado el cielo
Despues el sol se levanta.
La aurora bella naciente
Sus nácares tintas toma;
Riendose apenas asoma
A la puerta del Oriente,
Viste de un resplandeciente
Y en el espacio se aguanta;
El ave madruga y canta
Engalana la vislumbre,
Sus versos son de costumbre
Al pintar el alba santa.
El firmamento sereno
Está sin los aquilones;
Se mecen los escalones
Rompen el aire el duro seno,
Óyese la voz del trueno
Con condensado capelo,
Este se ausenta sin duelo
Figura como arrebol,
Con las influencias del sol
Abre el tenebroso velo.
Las estrellas vespertinas
Está sin los aquilones
Se mecen los escalones
Parecen simples cortinas;
Con el Iris peregrinas
Jiran todas con anhelo,
Se ve el Tabor y el Carmelo
Para el viviente es encanto,
Al huir el negro manto
Que tiene enlutado el cielo.
Cúbrese la luz temprana
El mundo al venir el dia;
Vénus verdadera guía
Brilla entre púrpura y grana;
Alfombrando a la mañana
Serena y riega la planta;
En una distancia tanta
Ostenta tenebridad,
Se fuga la oscuridad
Despues el sol se levanta.
Al fin aura nube oscura
Luz que a la tenebridad,
Templa con su claridad
Y hermosea a la natnra
Refleja tan bella altura
Al astro como obediente,
Del cuarto cielo patente
Se ven tempranas mejoras,
Dar vuelta en veinte y cuatro horas
A las puertas del Oriente.
ES PROPIEDAD DE NICASIO GARCIA