El condenado a muerte.

    Santiago 2º Rojas.
Hoi, a las ocho del dia,
El crímen que cometió
Lo pagará con la vida.

    El dia trece, señores,
La sentencia le leyeron,
I en capilla lo pusieron
Con brevedades mayores.
Los motivos acreedores
De su terrible congoja
Fué una muerte que hoi despoja
De su gran calma a los seres,
I por esto hoi dia muere
Santiago 2º Rojas.

    A las siete, dice el diario,
De la celda fué sacado
Para ser, pues, trasportado
A aquel sitio victimario.
Castigo tan temerario
Se ve en el pobre homicida;
Por razón ayer decia
Un parte mui bien fundado:
Rojas será fusilado
Hoi a las ocho del dia.

    Al lugar donde iba a ser
El acto conmovedor.
Un número mui mayor
De espectadores fué a ver:
I cuando llegó aquel sér
Al cadalso i se sentó.
La concurrencia esclamó
Con grande serenidá
Este pobre hoi pagará
El crimen que cometió.

    Antes del fusilamiento,
Santiago Rojas decia
Que valor jamás tendria
Para sufrir tal tormento.
Varios desde aquel momento
Decian en voz crecida:
Permita Dios i María
Que obtenga el perdon preciso,
O si nó, el crimen que hizo
Lo pagará con la vida.

    Por fin, la hora llegó
De aquella afrentosa muerte,
I un oficial, bien se advierte,
Cuatro soldados formó.
La señal mui presto dió,
I la descarga lanzaron
¡Por Dios! todos esclamaron
Con un asombro profundo;
Ya al que estaba en este mundo
Al otro mundo lo echaron.

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