Nada, nada permanece,
Todo cuanto hai se deshace,
Apénas el hombre nace
Cuando ya en tormentos crece.
La selva, el monte i la roca,
El rio con su corriente,
Apresurado el torrente
En las playas desemboca;
Reboza con furia i toca
Al plantel que allí florece;
I el azar tanto embellece
I al pasto verde lo encierra;
Cuanto produce la tierra
Nada, nada permanece.
La plata, el oro, el brillante.
Azogue, cobre i platina,
Con el fuego se calcina
El mas sólido diamante;
Topacio fino, arrogante,
Solda consiste su enlace;
Valiosos de toda clase
Siendo pasta me refiero,
En las manos del joyero
Todo cuanto hai se deshace.
Nace al mundo el ser huma[no]
Llora i despues se contenta;
El sol su infancia atormenta
I lo halaga el aire sano;
Desciende del mas liviano
Polvo que la agua complace,
Pero se duda que pase
Del término limitado;
Es a muerte sentenciado
Apénas el hombre nace.
Nace la fragante rosa
Buscando las clavelinas;
Al contrario, mil espinas
Circundan la flor hermosa;
La mata donde reposa
El fuerte aquilon la mece
Como si en él estuviese
El resorte de sus venas,
Sale del boton apénas
Cuando ya en tormentos crece
Al fin, en el firmamento
En la conclusion del mundo,
Verdades en que me fundo
Analizando el tormento;
El sol tendrá un varlovento
Los astros sin luz ninguna;
Olvidados de su cuna
Verán todas las estrellas,
Separados de huellas
Astros, cielo, sol i luna.
Es propiedad del autor.
NICASIO GARCÍA.