Un caballero buscaba
Lo que en el mundo no había:
Un pobre jóven le dió
Lo que tampoco él tenia.
Misterio pronosticado
De la Trinidad consuelo,
Bajó del Empíreo cielo
Ya estaba profetizado;
Por Miqueas anunciado
Simeon lo confirmaba,
Que las márjenes pisaba
Del Jordan excelso nombre,
Lo que mas desea el hombre
Un caballero buscaba.
Por un desierto arenal
Con humildad caminaba:
I a nadie le preguntaba
Mirando a lo celestial;
El colosal vejetal
Le brindó su lozania;
Al príncipe que vestía
Modesto traje sereno,
Buscando en aquel terreno
Lo que en el mundo no habia.
Llegó donde estaba atento
Juan el sucesor divino,
En nombre del Uno i Trino
Pidió el primer sacramento,
Al resistirse un momento
Vieron que el cielo se abrió,
De la Gloria descendió
Lo mas digno, siendo dueño,
Lo que pidió con empeño
Un pobre jóven le dió.
En forma de una paloma
Se vió allí visiblemente,
Con el eco omnipotente
I una aureola como aroma:
El profeta entónces toma
Un cáliz i le decía
Tres coronas desde hoi dia
Os ofrezco con decoro,
Le dió el precioso tesoro
Que tampoco él lo tenía.
Al fin el huésped halló
En poder de un peregrino
El evanjelio mas fino
Que en un libro lo selló;
Con tres sellos lo adornó
I lo hizo santo i fecundo,
Es por la gracia profundo
Se oyó de lo alto una voz
I dijo: es obra de Dios
I dura hasta el fin del mundo.