La noche de un Juéves Santo,
El Señor se apareció
A un pobrecito hermitaño
Y de este modo le habló:
Yo, Dios de todo lo creado
y de todas las edades,
de las faltas y maldades
del hombre me hallo cansado.
Así es que ya he decretado
su destrucción y quebranto,
y pronto sumido en llanto
se verá el mundo y dolor…
Esto le dijo el Señor
la noche del Juéves Santo.
«Temblará la tierra, el cielo,
y caerán las estrellas,
y habrán rayos y centellas
para mayor desconsuelo;
brotará fuego del suelo
como nunca sucedió
ni la memorta pensó
ni nadie fuera testigo?»
a anunciar este castigo
el Señor se apareció.
«Sale, hijo, de esta espesura
y a tus hermanos a dar
cuenta corre sin tardar
de esta órden de la Altura.
Tú que eres bueno, procura
que vean su desengaño,
que no les paresca estraño
y se encomienden a mí;
que yo se lo encargué así
a un pobrecito hermitaño»
Cuando ya lo hayas contado
y todos lo hayan sabido,
volverás, hijo querido,
a este lugar apartado,
Mui contrito y humillado
ruega por el que faltó
a lo mandado por Dios
que con su poder profundo
vino hace poco a este mundo
y de este modo le habló,
Sin demorar ni un instante
se puso en marcha lijero,
buscó el mas fácil sendero
y se marchó a Talagante
Con mucho empeño y constante
a todo el pueblo contó
lo que su Dios le encargó,
devolviéndose en seguida
allá a su triste guarida
donde Dios se le mostró.