Cuando el Consejo de Estado
negó a los reos perdon
un reporter de «La Union»
fué a hablarles por separado.
Llegó a la Cárcel mui grave
i con el alcaide habló
luego el cuidador llegó
con un manojo de llaves,
Lo llevó al departamento
donde los reos se hallaban
metidos en su aposento
en sus lechos dormitaban.
Se abrió el número quince
en donde Cubillo estaba
este saltó como un lince
para ver quien lo buscaba.
El desgraciado Cubillo
veinte i tres años no cuenta
llora su suerte sangrienta
con el alma de un chiquillo.
Reporter
¿Tiene usted conocimiento
de su desgraciada suerte?
Sabe que sin miramiento
está condenado a muerte?
Cubillos
Así he oido decir:
pero digame en confianza
¿ya no me queda esperanz
por la fuerza he de morir?
Reporter
Pues amigo es la verdad
ya está negado el indulto
i aunque esto parezca inculto
ya no hai que esperar piedad.
Cubillos
Pues señor yo me resigno
i no siendo el asesino
yo pagaré mi destino
en el patibulo indigno.
Pude ver al desgraciado
que por sus pàrpados rojos
las lágrimas de los ojos
se les habian saltado.