Por una mirada, un peso;
Por una sonrisa, tres;
Por un beso, un condorito
Me cobró la bella Inés.
Inés es una persona
De unos ojitos tan vivos
I tan llena de atractivos
De los piés a la corona,
Que el alma se me aficiona
I me pongo medio leso.
Yo de rogarla no ceso;
Pero ella no se decide.
I es tan carera que pide
Por una mirada un peso.
Son percances mui fatales
Los que le pasan a un pobre
Que anda sin plata i sin cobre
Los treinta dias cabales
Del mes; yo los ocho reales
Junté al fin en todo un mes,
I una mirada a mi Inés
Compré i le dije: — Inés mia;
¿Cuántos pesós pediria
Por una sonrísa? —Tres.
Junté las quince chirolas,
I al dárselas [y]o vola[ndo]
Me dió una [so]nrisa c[uan]do
Estuve con ella] a so[las]
De gusto di [mi]l cabriolas
I con calor infinito
Le dije: —Dáme un besito,—
I ella, llena de rubor,
Dijo: — Yo cobro, señor,
Por un beso un condorito.
Por fortuna para mí,
En caso tan apretado,
De un tio muerto intestado
Una herencia recibí.
Al punto me dirijí
A donde ella i mui cortés;
Puse un cóndor a sus piés
I me dió el deseado beso.
De veras que con exceso
Me cobró la bella Inés.
Despues le pidí otra cosa
I de balde me la dió….
I hasta hoi me estraño yo
Que fuese tan jenerosa
Ella al presente, amorosa,
Me da sonrisas i besos
Que deja en mi boca impresos
Con sus labios delicados.
¡Vamos! fueron bien gastados
Aquellos catorce pesos!
El Pequen.