Las aves que hicieron nido
en árbol dos hojas cargado,
porque lo ven deshojado
le miran desconocido.
Cuando frondoso i risueño
ostentaba su verdor
todas en su derredor
le cantaban con empeño.
Mas hoi que es un seco leño
por el tiempo envejecido,
no recuerdan que han tenido
en el su albergue adorado,
i por eso le han dejado
las aves que hicieron nido.
Vanas i sin refleccion,
no advirtiendo que hai mudanzas
cifraron sus esperanzas
en su opulenta estension;
creyeron su duracion
eternal i a tal estado,
que necias le han halagado,
por su propia utilidad
buscando seguridad
en árbol de hojas cargado.
Mas apenas, dura suerte!
el tiempo empieza a secarlo,
todas procuran dejarlo
burlándose de su muerte:
huyen de él, i así que advierten
que otro está mejor parado,
vuelan a èl i decontado
le adulan, forman su nido,
i rien del desválido
porque lo ven deshojado.
Muere, en fin, i tan ingratas
que viéndole ya sin vida,
solemnizan su caida
con armónicas sonatas.
Unánimes vuelan gratas
en torno del nuevo nido;
si por algún descuido
pasan junto al desgraciado,
porque se halla inanimado
lo miran desconocido.
Nota: el verso es citado en varias antologías peruanas pero no se menciona el autor. Al no ser chileno carece de despedida o cogollo.