A una ingrata

    ¡Por qué es tanta tiranía!
¡Por qué no me has de querer!
Espero en Dios que algún dia
Mis penas han de volver.

    Oí de este despreciado
Sus quejas, amada suerte,
Que ya le llega la muerte
Porque tú le has olvidado.
Recuerda el tiempo pasado
Cuando en tus brazos dormia
I de que yo te decia
Que eras mi espejo brillante;
Puesto que yo fuí tu amante,
¡Por qué es tanta tiranía!

    Fijate con todo anhelo
I recorre tu memoria
Hasta ver aquella gloria
Que era todo tu consnelo.
Mira pues, precioso cielo
En tu advertido entender
Cuando estuve en tu poder
I pasé tranquilidad.
Por esto digo en verdad
Por qué no me has de querer!

    Te pregunto con reposo
Porque ha sido esa mudanza;
Dime si tendré esperanza
De ser siempre aquél dichoso.
Yo fuí tu amado amoroso
Que en verte me divertia,
I hoi por hoi en agonia
Me lamento a cada paso;
El verme siempre en tus brazos
Espero en Dios que algún dia

    Es mui bien reconocido
Que por mí ya no te empeña;
Siendo tú mi propia dueña
Me habeis echado en olvido;
Para mí sorpresa ha sido
I no acabo comprender.
Hoi te doi a conocor
Que vives en un engaño;
Pues espero que el otro año
Mis penas han de volver.

    Al fin, pues ingrata vente
A mis brazos con placer,
Compadécete de ver
Tu primer amor ausente
I revisa el espediente
Que hicimos juramentado
En el corazón grabado,
I seguro de tal suerte
Te digo que por quererte
He de morir a tu lado.

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