Lo sabe ya el mundo entero;
Por librarnos del pecado,
Vilmente crucificado,
Murió Cristo verdadero.
El vicio se hallaba arrriba
La soberbia gobernaba,
La virtud era una esclava
De la corrupcion mas viva,
El fariseo i escriba
Con carácter altanero.
I con corazón de acero
Dictaba sangrientas leyes
¡Que tiempo esos, que reyes!
Lo sabe ya el mundo entero.
En un pesebre harto oscuro
Entre luces celestiales,
En esos tiempos brutales
Naciera el hombre mas puro;
Llegó a poner en apuro
A muches sabios notados
Que quedaron humillados
A los ojos de Pilato.
¡Sufrió Cristo su mal trato
Por librarnos del pecado!
Dias como esta semana
Creó fama universal
Sin encontrar ya rival.
La gran doctrina cristiana.
Al ver su impotencia vana
Esos reyes depravados,
Dejaron ya decretado,
A Jesucristo dar mu[e]rte,
Quien fué por tan triste suerte
Vilmente crucificado.
Júdas, vendió al Redentor,
Su apóstol mas predilecto;
I su apóstol mas perfecto,
Fué San Ped[r]o i lo negó,
Mas, Cristo los perdonó
Cuando en sagrado madero
El Homcre-Dios justiciero
Fué pues[t]o entre dos ladrones;
¡Chorreando sangre a mantones
Mu[r]ió Cristo verdedero.
N[a] die en milagro creia;
Que como estaba anunciado.
Volviera resucitado
Jesucristo, al tercer dia.
Probó el poder que tenia
I hácia los cielos voló
I su doctrina dejó,
Como una sagrada ciencia,
Escrita en toda conciencia
Desde el rei hasta el peon.