Como se funde la nieve
al contacto del calor,
así en espacio mui breve
consumc al hombre el amor.
Cuando uno sale a paseo
i topa con una chica
i su entusiasmo le indica
tiritando como un reo
si es honrado su deseo
i ella cumple como debe,
disculpa su falta leve
prestándole su atención,
i ablanda su corazón
como se funde la nieve.
Le hace despues su visita,
i aunque se oponga el demonio,
se efectúa el matrimonio
en una iglesia o hermita.
Su dicha será bendita
mas dulce que un alfajor,
mas bella que el resplandor
de un sol de primavera:
su alma estarà como cera
al contacto del calor.
Embriagado en la dulzura
de esa existencia tan bella,,
poco a poco irá su estrella
perdiendo esa luz tan pura,
porque el Dios de la Amargura,
metiendo su brazo aleve,
tiene que hacerle que pruebe
el tormento de los celos,
yendo al infierno, del cielo,
así en espacio mui breve.
El caudal de sufrimientos,
si no lo empuja al suicidio,
le dá tan grande fastidio
que apoca sus sentimientos,
i en mui rápidos momentos
el exceso del dolor,
de su existencia la flor,
la marchita enteramente:
no olviden que facilmente
consume al hombre el amor.
I como del mal el menos
es necesario escojer,
i como al fin ha de haber
para esto un contraveneno,
yo me propongo sereno
dar al lector un consejo
que, por ser bastante viejo,
se impone al tiempo que alegra:
a la que te dé una suegra
arrúgale el entrecejo.
Nota: verso de Adolfo Reyes, ver. También publicado por Rolak.