AYES DE AMOR

    Sentado en una ramada,
tomé la vihuela un dia
cantándole a ña Maria
esta amorosa tonada.

    Yo he cruzado el firmamento
como cruza el alma en pena,
sujeto con la cadena
de un amoroso tormento,
he lanzado ayes al viento,
quejas de alma enamorada
que siempre camina atada
de tu costado al pegual
i hoi estoi como si tal
sentado en una ramada

    Tan seriamente he llorado
que mis ojos no son ojos,
son de la pena despojos
manantial que se ha secado:
inutilmente ha buscado
sollozando el alma mia,
un amor que es utopía
i que no he de conseguir
i ya próximo a morir
tomé la vihuela un dia.

    No les quisiera contar
el rigor de mi tortura,
la fuerza de mi amargura
ni el rigor de mi penar
porque es mayor que la mar
en su tormenta bravía,
pero toda la elejía
de mi pecho adolorido
yo la lanzo en el olvido
cantándole a ña Maria.

    Es ella, mi buena amiga
que endulza mi triste llanto,
ella es mi dulce encanto
que suaviza mi fatiga,
ella en fin la que mitiga
el pesar que me anonada
i aunque yo no valgo nada
ni soi un buen cancionero,
le doi con mi amor entero
esta amorosa tonada.

    Qué le puedo yo ofrecer
tan pobre como yo soi,
sino el canto que le doi
que me pueda agradecer,
si es condición del querer
que el idolo sea de oro
i si el amor que atesoro
no tiene importancia alguna,
yo no tengo mas fortuna
que las lágrimas que lloro.

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