Aquí en nuestra capital
las señoras i señores
andan con una señal
de cinta de dos colores.
Hubo un tiempo en Inglaterra
de guerra civil eon creces
en que los bandos ingleses
tomaron signos de guerra;
a una señal se aferra
blanca o roja cada cual
i a esta guerra sin igual
se llamó de «las dos rosas»
pasa hoi iguales cosas
aquí en nuestra capital.
Con motivo o sin motivo
los diarios se han ocupado
i con fuerza han criticado
el curioso distintivo;
hasta yo mismo que escribo
sin instrucciones mayores,
desapruebo esas labores
i la justicia me sobra;
cesen pues en sus maniobras
las señoras i señores.
Cinta azul es gobiernista,
cinta lacre opositora
i esto se vé a toda hora
por donde siga la pista;
debe ser grande la lista
i bastante jeneral,
pues por la Plaza i Portal,
en el ojal o en las manos,
niñas, jóvenes i ancianos
andan con una señal.
Me parece una pobresa
estas manifestaciones,
mostrando sus opiniones
por medio de esta simpleza;
estos pasos con certeza
dan resultados peores;
fué la guerra de las flores
la que arriba fui a citar
i a esta la han de llamar:
de cinta de dos colores.
Yo qne soi un inocente
creyéndole a «La Nacion»
i buscando entretencion
hallé una dama decente;
al ver la señal patente
en un brasito mui rico,
le hice un lado el abanico
i le dije una frezcura
i ella me dió con bravura
un puñete en el hocico!