Antofagasta un cojo
a su querida ultimó,
despues que bien la encerró
hizo el crimen a su antojo.
Pocas veces se habrá visto
otro asesinato igual
como el de este criminal
que a narrarlo me resisto;
el vil hipócrita i listo
se llegaba a poner rojo
cuando miraba el despojo
de su chei agonizando;
hizo este crimen nefando
en Antofagasta un cojo.
El tal Benito Vallejo
vivia vida liviana
con la tal Pancha Orellana
que no escuchaba consejo;
le acariciaba el pellejo
como siempre acostumbró;
una tarde que llegó
mas curado que la parra
echandole bien la garra
a su querida ultimó.
Ella trató de escapar
i huyó para el vecindario
de atrás la siguió el falsario
i la comenzó a insultar
la policia al pasar
a su casa lo llevó,
despues la mujer volvió
creyendolo ya calmado
pero él le pegó a su agrado
despues que bien la encerró.
Gritaba en la batahola
diciendo todo el que llega
es el «cojo» que le pega
a la «tírame la cola»;
cuando el pillo la vió sola
tomó un maciso cerrojo
con él le levantó un ojo
le quebró un brazo i la frente
i con furia suficiente
hizo el crimen a su antojo.
Casi una sobre otra herida
la pobre occisa presenta
i aquel criminal de cuenta
quiso escapar con la huida;
se fué a embarcar en seguida
mas todo le salió vano
porque ahi le echó la mano
la señora policia
que le hará pagar hoi dia
su crímen tan inhumano.