Bebamos i mas bebamos
por medio de este consejo
a mas de llegar a viejo
entrar al Cielo logramos.
Todo aquel que bebe bien,
de cierto no duerme mal;
i todo el que duerme tal,
piensa bonito tambien,
i pensando como Eden,
por cierto que no pecamos
no pecando, nos salvamos
i es la mejor conveniencia;
digo, pues, en consecuencia:
bebamos i mas bebamos.
Ciento diez años viví,
i confieso la partida:
amigo de la bebida
desde pequeño salí.
ya de anciano me morí
i a mi familia le dejo
por herencia mi pellejo
qe dió un barril de aguardiente
es seguro ser pudiente
por medio de este consejo.
Todo el mundo se creia
que el vino aguardiente i chich[a]
causarian mi desdicha
i el diablo me llevaria;
pero cuando me moria
me trajeron un espejo,
i vi un barril de lo añejo,
en lugar de mi persona,
i me di la última mona,
a mas de llegar a viejo.
Cuando los ojos cerré
i el pulso ya no latió,
cuando el corazón calló,
en el Cielo me en contré:
mil bellesas contemplé
de las que a qui no encontram[os]
vi de brillantes mil ramos,
anjelitos como estrellas:
para ver cosas tan bellas
entrar al Cielo logrames.
San Pedro, al entrar me di[ce]
quita allá, desconocido,
i me dió el descomedido
con la puerta en las narices
yo mi defensa le hice
con mi décima primera;
prebé que la borrachera
abre el camino del Cielo
i ya sin ningún recelo
no quiso dejarme afuera.
Nota: el verso fue publicado con cambios por Rólak, ver, ver.