Perdonad, noble señora, si el quebranto
De vuestro amante corazón renuevo,
I si en las notas discordes de mi canto
Quizá un nuevo dolor al alma os llevo;
Es tan grande, tan noble, tan heróica
La sublime abnegación de Arturo Prat,
Que el alma entusiasmada encuentra poca
La gloria que al valiente el mundo dá.
Yo quisiera, señora, que mi lira
En los pueblos del orbe resonara,
I que en trovas entusiastas i sentidas
La epopeya de Iquique se cantara
Quisiera.. pero ¡ai! que no se atreve
Mi pluma a bosquejar aquel jigante,
I solo vacilante se resuelve
A dedicar a la esposa este romance.
José Epitacio Soto.