No hay que admirarse señores
Por los que ahí fucilaron,
Si ellos la cutpa tuvieron
Ya con la vida pagaron.
Muy triste fué la sentencia
De aquellos cuatro individuos,
Que pagaron conmovidos
Así la desobediencia;
Mirar con indifencia
El mando de sus mayores
Estos fueron los errores
I el banco sirvió de báculo,
De ese tan triste espectáculo
No hay que admirarse señores.
El Imparcial lo refiere
Que el licor ha acompañado,
Para hacer el atentado
I con eso el hombre muere,
Aunque el gobierno no quere
Con el echo lo agraviaron,
I los que los invitaron
Lejos de toda concordia:
Dios tenga misericordia
Por los que ahí fusilaron.
Ellos como apesarados
Al patíbulo llegaron,
I los cuatros se sentaron
Confusos y acongojados,
De un rejimiento rodeados
Que a su presencia lo vieron,
Los espectadores fueron
Como costumbre me fundo,
Pasaron al otro mundo
Si ellos la culpa tuvieron.
Si olvida la ley penal
El mal soldado en la guerra;
El mismo busca la tierra
Por la pena capital,
Solo deja esta señal
De su bueno y no pensaron,
Por su delito quedaron
Para escarmiento dijeron
El crimen que cometieron
Ya con la vida pagaron.
Al fin, yo no doy entera
Satisfacción ni detalle;
Uno es Juan de Dios Ovalle
I José Gregorio Vera.
Juan Grammer, otro que espera
Ramon Santibañez bien,
Sufrieron ese vaiven
De la muerte corporal,
Subiendo a la celestial
O nuestra Jeruselen.