Se tiró un hombre un balazo
En medio del corazón:
Por darse la muerte él.
No tendrá de Dios perdon,
El juéves por la mañana,
Como a las ocho del dia,
A ver un muerto que habia
Todo el mundo se desgrana
Con ansia y con muchas gana
Veian a ver el caso
Con ajigantado paso
Por la mañana temprano,
Que en la calle Baquedano
Se tiró un hombre un balazo.
No hai duda que le convino
A este pobre desgraciado
Que muriese suicidado,
¡Tal sería su destino!
Yo a creer me determino
Que no le encuentro razon
Que por desesperacion,
Para emprender su partida,
Fijara el arma homicida
En medio del corazon.
Se dice que Desiderio
Loco estaba i sin sentido
I que viéndose aburrido,
Tomó un partido tan sério.
Murió para el Cementerio
De un modo horrible i cruel;
Yo digo en este papel:
Quien muere sin confesión,
No pertenece al Panteón,
Por darse la muerte él.
En la calle de San Pablo,
Otro, por una mujer,
Se mató, segun mi ver,
Talvez por hacerse el diablo.
Yo me afirmo en lo que hablo,
Por no bajar de opinion;
Pero me dá compasion
De ver esta infeliz suerte:
Quien sólo se dá la muerte,
No tendrá de Dios perdon.
Por fin, Alejandro Pozo,
Te voi a contar, lector,
Fue muerto por el amor,
Siendo todavia mozo.
En Silva es mas horroroso,
Esto a mi se previene:
Todo esto es porque conviene,
Escuchad con atencion:
Uno se hirió el corazón
I el otro se hirió en la siene.