En el pueblo de Mendoza
Recibieron el tormento.
Con el granizo i el viento
Terminó la tempestuosa.
El seis de este mes presente
Fué el gran azote con vicio,
Creyéndose que era el juicio
El sér humano viviente.
Lloraba a gritos la jente,
Viendo la turba furiosa
Desde aquella hora penosa;
Aquél lugar se inundó
Este castigo se vió
En el pueblo de Mendoza.
La tempestad sin cesar
Duró cuarenta minutos,
Donde Cristianos i brutos
Pasaron a peligrar.
El número voi a dar
De las victimas atento,
Que fué mas de medio ciento
En lo que escribo diré,
I estos cuyanos sin fé,
Recibieron el tormento.
Dos metros en sus alturas
Subió el agua i doi detalles
Como rio iban las calles,
Devorando criaturas.
Sufrieron sus amarguras
Desde aquel trance violento
I dos mil, sin aposento
De su hogar se abandonaron,
Sin amparo se quedaron
Con el granizo i el viento.
Treinta manzanas han sido
Lo que mas el pueblo encierra,
Quedando rasa la tierra
En escombros reducido.
Ténganlo por entendido
Que mi memoria afanosa,
Mi mente mucho se acosa
Sintiendo la novedad;
Cuando ya en esa ciudad
Terminó la tempestuosa.
Señores, a compasion
Se han dignado de esta ruina,
Dando una moneda fina
A los de esta perdicion.
El padre de la nacion
Da el auxilio como trata,
El repartir no dilata
Aquellos necesitados
Porque les tiene nombrados
Veinte mil pesos en plata.