Mírame pues, padre amado,
Porque desgraciado fui,
De rodilla estoi aquí
Dichoso i afortunado.
Desde que nació Jesús
Padeció de aquella suerte
I fué sentenciado a muerte
Para espirar en la Cruz.
Lo privaron de la luz
I de todos fué burlado,
Estando crucificado
Dijo, Pedro, con verdad,
Con tus ojos de piedad
Mírame, pues, padre amado.
Ya cuando subió al madero
Lo ataron de pies i manos
Esos judíos tiranos
I Herodes el traicionero;
Con tristeza el verdadero,
A todos les dijo así:
Tengan compasión de mí,
Dijo el Hacedor atento,
Justo es que sufra el tormento
Porque desgraciado fui
Hiel i vinagre le dieron
Después que estaba prendido,
En seguida fué escupido
Por los que lo persiguieron
I de espinas le cubrieron
Su precioso rostro allí,
Mui angustiado lo vi
Decía aquel buen ladrón,
Para alcanzar el perdón
De rodilla estoi aquí.
Del suelo veintitres veces
A Jesús lo levantaron,
I arrastrado lo llevaron
Por los rigurosos jueces.
Sintieron hasta los peces
Al verlo todo llagado,
Seis mil azotes le han dado
Seiscientos setenta i seis
Dijo: muero por mi lei
Dichoso i afortunado.
Al fin le ponen al cuello
Esos agudos cordeles
Los impiadosos infieles
Que le ataron el cabello
Estampado quedó el sello
Donde tanto padeció
Sangre i agua derramó
Por aquel santo costado
I es un lugar mui sagrado
El sitio donde espiró.