Por orden del Intendente
Tengo permiso esclusivo,
Para vender lo que escribo
A toda clase de jente.
Les cuento en mis ejemplares
Los sucesos publicados
Porque se ven envidiados
Conmigo los populares,
Mi nombre por los lugares
Circula constantemente;
Del sur hasta el occidente
Mis versos les da la idea,
Y vendo hasta en la Moneda
Por orden del Intendente.
Cuando marcho a tierras lejas
Con mi verso a aventurar,
Me suelen acuadrillar
Los huacitos como abejas,
Las niñas, mozos i viejas
Me llaman el atractivo,
En los barrios donde vivo
Me persiguen los pequenes,
Para vender en los trenes
Tengo permiso esclusivo.
Muchos por mis opiniones
En los poblados o en costas,
Me sircan como langostas
Ancianos i mocetones,
Yo vendo mis adversiones
I de ninguno me esquibo,
En la cancha del olivo
Corre mi negocio a muerte,
Porque tengo mucha suerte
Para vender lo que escribo.
Si entro a un gran consulado
¡Oh! algún puerto donde hai diques,
Les pongo a mis versos piques
I vendo todo al contado.
Un cinco es precio fijado
De su valor al corriente;
Para el pobre i el decente
Una advertencia será,
Así se les venderá
A toda clase de jente.
Al fin doi a comprender,
I que bien les manifiesto,
Con mi venta doi i presto
I no se me echa dever,
Del altísimo poder
Recibo todo mi amparo,
Con mi sentido declaro
I mi lengua no lo calla,
En donde quiera que valla
Tengo la bola con aro.