Llegó un rotito a la plaza
A comprar una camisa;
Una mujer hizo risa
Al verle tan fea traza.
Del campo se dirijió
Marchando a la capital
Con un gusto sin igual
Hasta que al pueblo llegó.
Un policial lo encontró
I para el cuartel lo pasa.
Decía: esta no es la casa
Que busco, guardián ingrato;
Pidiendo un par de zapatos
Llegó un rotito a la plaza.
El señorío asombrado
Al ver a este aldeano.
Como era un pobre marrano,
Andaba mui asustado.
En la Alameda sentado
Tuvo durante la misa;
Mire, le dijo, no avisa.
A un futre que paso,
Porque al pueblo vine yo
A comprar una camisa.
Luego el futre sin tardanza
Le miro de arriba a abajo,
Le dijo «Mira, estropajo,
¿Quién te dió tanta confianza?
Aquel rotito se avanza;
En palabras lo analiza;
Ningún futre a mi me pisa,
Porque soi de la frontera.
Viéndole de baja estera,
Una mujer hizo risa.
De traficar no cesaba
Por lo más lucido i fino.
Por si acaso algún destino
A su poder le llegaba.
Todo el mundo se burlaba
Ai ver la indecente raza,
I hasta una chuquisa huasa
Con ofensas lo trato
I una risada lanzo
Al verle tan fea traza
Al fin, pues, republicanos,
Ya me voi a mi recinto;
Mientras viva Lucho Pinto.
Volver al pueblo es en vano.
Hasta el sexo mas urbano
Me ha tratado con idea:
La desgracia me rodea
Desde que llegué al central,
Queriéndome avasallar
Como fantasma de aldea.