Y no la puedo cantar
Por Águeda Zamorano, obrera de Santiago.
CUARTETA:
Hoy ya no puedo cantar
“esa canción” con calor
y me causa un gran dolor
que hasta me ha hecho llorar.
GLOSA:
Yo canté con alegría
desde cuando era una nena,
porque no tenía pena
y gozaba el alma mía;
de entonar la melodía
de algún canto popular
y aun más al entonar
“esa canción” tan hermosa
si ayer yo canté gozosa
hoy ya no puedo cantar.
Sus versos que son divinos
dicen del campo un edén
pero serían muy bien
si del campo el campesino
fuera dueño y no inquilino
que gozara el esplendor
que como savia el sudor
a las mieses elevara
para que entonces cantara
“esa canción” con calor.
Al azul veo nublado
y la brisa envenenada
la campiña profanada
y los “libres” masacrados;
villanamente vejados
por mano del opresor
que no se pierda el valor
que nos legó el araucano
sufro el hambre de mi hermano
y me causa un gran dolor
Hermosa fue esta verdad
en un tiempo ya lejano
cuando luchó mano a mano
el indio con lealtad
conquistando libertad
que del triunfo fue el cantar
que me enseñaron a amar
y canté con entusiasmo
hoy me parece un sarcasmo
que hasta me ha hecho llorar.
DESPEDIDA:
Hoy la escucha mi emoción
y me quedo meditando
tendré que ver ese cuando
Chile libre de opesión;
y entonaré la canción
que así han osado burlar
y que al oirla cantar
siento un nudo en la garganta
como algo que me atraganta
y no la puedo cantar.