Viva la paz en Corea
Por Azucena Rojas1, de Santiago
CUARTETA
Por fin se impuso la paz
en el pueblo de Corea
pa terminar la odisea
de una lucha tan tenaz.
GLOSA:
Todos los pueblos del mundo
pidieron la paz con ansia,
todos dejaron constancia
del repudio más profundo;
ante el salvaje infecundo
grito de fuego voraz
y el gran esfuerzo tenaz
hoy ya se ve coronado
y el mundo este grito ha dado:
¡por fin se impuso la paz!
Ya se firmó el armisticio
en esa estropeada tierra
y el traficante de guerra
quedó cesante en su oficio;
ya no tendrá beneficio
hasta que arme otra pelea,
que con maña se las crea
para vender sus cañones
que de muestra habrá montones
en el pueblo de Corea.
Pa firmar se vio el demonio
en un singular apuro
en presencia del conjuro
que le anuló el matrimonio;
su condición de demonio
–aunque más pa odiar lo sea–
quiso ganar la pelea
y al ponerle punto y coma
mandó sacar las palomas
pa terminar la odisea.
Para el pueblo coreano
lo importante es que triunfó,
porque la paz consiguió
aunque le pese al villano;
es éste un derecho humano
—y el decir no está demás—
que el pueblo lo retendrá
pues bastante le ha costado
y con sangre lo ha ganado
en una lucha tenaz.
DESPEDIDA:
Por fin el niño en Corea
tranquilo podrá dormir,
ya no tendrá que sufrir
la cruel guerra que lo hambrea;
lucharán para que sea
hombre de gran heroismo,
consciente, de patriotismo,
como los que hoy han luchado
y que esta lucha han ganado
contra el yanqui imperialismo.
1 Errata del impreso, debiera decir “Roja”