Tristeza
por Luis Polanco, poeta popular de Valparaíso
Un hombre me dió motivo
para cantar sollozando;
un hombre muriendo vivo
en viejo violín cantando.
Iba como resbalando
por las cuerdas del dolor
los versos eran de amor
y la voz de desaliento;
era un sí o no es lamento,
mezcla de pena y rencor.
Era cual voz de desmayo
yendo por el questa arriba;
como hoja seca de mayo
que se rompe en la subida;
muerte que llama a la vida
en la hechicera canción
que más parece oración
que a Cristo le pide pan:
desconsuelo de un afán
que se amarra a la ilusión.
Aquí un niño o un anciano
van la tristeza tendiendo
uno alargando la mano
otro en el canto gimiendo
y el dolor corre cundiendo
en el turbión que no cambia
el martirio busca palma
que cambie la queja en trino
sale a invadir el camino
porque no cabe en el alma.
El violín en cada nota
y el hombre en cada decir
suenan a esperanza rota
de algo que quiere morir;
el cansancio de existir
a la estrofa se ha pegado
se va en el viento enredado
como un murmullo doliente
asimismo indiferente
como un suspiro cansado.
De la calle al corazón
entra la pregunta a vuelo:
– ¿Gobierno de la salvación,
donde tu pan del consuelo? –
El pueblo mostró el anhelo
de derrotar la miseria.
La promesa es cosa seria
y es malo matar la fe,
de esperanzas no hay por qué
llevar semilla a la feria.