Un veraneo en Concón

Un veraneo en Concón
Por Sergio Rueda, poeta popular de San Miguel.

Al visitar Concón
si tú no eres ciego, hallas
en sus cerros y en sus playas
de bellezas un montón.
Si te ofrecen la ocasión
de venir por estos lados
y con los gastos pagados
que sería lo mejor
aprovecha este calor
y vente a ojos cerrados.

Habrás oído nombrar
su tan famoso camino.
El que conduce sin tino
por sus curvas va a parar
a su ancho y verde mar.
Con adelantados al día,
tiene hoy refinería
elaborando el petróleo.
Si parece un cuadro al óleo
pintado con maestría.

Así me escribió un amigo,
describiéndome a Concón;
“Aprovecha la ocasión,
es verdad lo que te digo”.
Se despidió Juan Rodrigo.
Yo le dije a mi mamá:
Si no me deja ir pa allá
no como en una semana,
me cuelgo de una ventana
y ando a pata pelá.

Cuando menos lo pensé
estaba haciendo maletas.
Cuando estuvieron repletas
en Viña del Mar me hallé;
luego un micro tomé
que a Concón me fue a dejar
El Encanto, Montemar,
Cochoa, Playa Amarilla.
También una caletilla
fui conociendo al pasar.

Cuando un poco descansé
al tiro me fui a bañar.
Hacía un frío invernal
y por él me resfrié;
en las olas me interné
luego me empiezo a ahogar
solo agua atiné a tragar,
no sé cómo me sacaron,
oí después que me hablaron
que había secado el mar.

Después escalamos cerros
pero fué peor que lo otro
porque nos patió un potro
y nos mordieron los perros;
me caí sobre un becerro
no supe si yo era Mario,
Sergio, Silvio u Olegario,
y si me hallaba muerto o vivo.
Sólo una cosa concibo:
que Concón fue mi calvario.

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Por la paz

Por la paz
(Diálogo entre Eisenhower y Bulganin, en la conferencia de Ginebra)., por Francisco Ruz, poeta popular de Curicó.

Eisenhower:

Hola, mister Bulganin…
yo estando mucho contento
porque usté ocupa asiento
que antes ocupó Lenin;
mis boys diciendo que al fin
se han alejado las guerras
porque nuestro pecho encierra
sólo el deseo de paz
para que no haya más
matanza aquí en la tierra.

Bulganin:

Camarada presidente
de los Estados Unidos
esos son recuerdos idos
que hay que borrar de la mente;
El pueblo hasta ahora siente
las terribles consecuencias
y que sirva de experiencia
para los años futuros;
nos hizo pasar apuros
el nazismo sin conciencia

Eisenhower:

Mí, tener malos recuerdos
por lo de Pearl Harbur.
Mi querido Mac Artur
por suerte no anduvo lerdo
El nipón cochino cerdo
quiso pegarme a traición;
pero le di un atracón
con una bombita atómica.
La cosa no fue muy cómica
porque me pidió perdón.

Bulganin:

Camarada americano
oigo su buena intención,
ojalá que la ambición
no venga a manchar su mano
y a los países hermanos
hay que darle libertad,
para que con unidad
forjen un mundo mejor,
y el pueblo trabajador
viven completa hermandad

Eisenhower:

Usté, mister bolchevique
querer decirme más de algo,
yo del asombro me salgo
y quiero que me lo explíque;
Me estar metiendo palique
y mi las estar parando
si es porque mí estar mandando
Guatemala y Puerto Rico,
eso pa mí ser muy chico
y no estar nada ganando.

Bulganin:

Las para sin que le diga
porque el delito lo acusa
como este es grande, abusa
porque su ambición lo obliga
ya su ayuda no mitiga
a las naciones pequeñas,
a unas cuantas desdeña
mas si todas lo llamaron
en cuanto se descuidaron
de todas usted se adueña.

Eisenhower:

Mister ruso, no se admire
y deténgase un poquito
usted me levantó a Tito;
y déjeme que respire;
deje que yo líneas tire
para encontrar una hebra,
pues rayada como cebra,
es mi bandera estrellada,
me la deja Inmaculada
la Conferencia en Ginebra

Bulganin:

Fué un éxito rotundo
esta magna Conferencia
trae gratas consecuencias
y la paz para todo el mundo;
Mis ideas no confundo
en la paz universal
hay que desterrar el mal
la ambición y la codicia
y también esa avaricia
que tiene todo mortal.

Eisenhower:

Al fin Mister ruso quiero
hacer un viaje a su casa
a ver si usté allá me abraza
con un abrazo sincero.
Jurar junto a usté primero
dejar negras ambiciones
quiero que Dios me perdone
por lo malo que haya hecho
quiero irme al cielo derecho,
a los últimos rincones.

Bulganin:

Al fin, camarada yanqui
yo allá con mi balalaika
le cantaré una prosaica
canción del guaso Yupanqui,
de esas del lago Rupanqui,
allá por tierras chilenas
dónde rubias y morenas
cantan sus canciones cómicas.
Dejó la energía atómica
pa ocuparla en cosas buenas.

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Por la escasez y carestía

Por la escasez y carestía
por Jorge Obrero del Carbón, poeta popular de Coronel

Buen dar, compadre Pascual
estamos todos pal gato
ya no hay ni pa medio pato
de chicha o de mangarvial¹;
¿Hasta cuándo esto fatal?
Al tiempo que hemos llegado
ya somos cuescos pelaos
y en nuestra patria chilena
no hay como quitar las penas,
ni harina pal harinao.

Veo a la pobre Faustina
cómo sufre en su afán
pa hacer las charras y el pan
que llevamos pa la mina;
que artículos de cocina
ya no hay cómo comparar
suben a más no explicar
las cosas a entero gusto
y el bolsillo pasa susto
cuando hay que ir a comprar.

Aquí en Coronel y Lota
zona de mayor consumo
las cosas se hacen humo,
ya del aceite no hay gota;
a mi mujer llaman rota
porque reclama apenada
pero nadie hace nada
para cortar la inflación
quieren ver en el carbón
todos a pata pelada.

La moda de la inflación
son colas y sus bolinas
cuando hay que comprar harina
la parafina y jabón
las colas son a montón,
las hay por carnes y patas
cola en las “tías” de plata,
cola para el familiar
que ya nos llega a cargar
tantas colas por la chuata.

De protestar el pescuezo
nos duele y siempre después
no comimos ni puré
ni menos chupar un hueso,
porque siempre el palo grueso
nos tiene en continúa guerra
y hablar de azúcar aterra
como del café otra broma
porque el pobre ya no toma
ni tan solo agüita perra.

DESPEDIDA

Al fin qué tiempos vendrán
si vamos en forma vil
el niño el año dos mil
ya no comerá ni el pan
Hasta mi travieso can
de flaco se tambalea
y porque el pobre pitea
lo acusan de revolver
porque ellos gozan al ver
siempre el chancho en la batea.

1  Tipo de vino, cita.

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La cueca

La cueca
por Jorge Obrero del Carbón, poeta popular de Coronel.

GLOSA

La cueca es un torbellino
de alegrías populares
que hace quitar los pesares
cuando es amargo el destino
la cueca con ponche y vinos
son coplas de los abuelos,
que batían sus pañuelos
bailando de punta y taco,
gozaban gordos y flacos
zapateándola en el suelo.

Entre choques de cristales
y al compás de su buen canto
lucían buenos chamantos
lindo poncho y delantales;
la cueca espanta los males
con sólo escuchar sus sones,
las espuelas en los talones
suenan con bastantes ganas
que ni la más casquivana¹
sosiegan sus corazones.

De los placeres macollos
no hay como los de casa
y el baile de nuestra raza
con toditos sus cogollos;
es la cueca al huaso criollo
la pasión más encarnada
y sirviéndose empanadas
con chicha en cacho a la vista
se hace hasta chispa² la pista
cuando la baila mi amada.

Típica danza chilena
nacida entre los poleos;
con huifas y tamboreos
con olor a yerba buena;
cuando nos mata la pena
la cueca es de los olvidos,
por ella el roto ha sufrido
con escuchar las guitarras
echa todo estando en farra
por la autora e’su latidos.

DESPEDIDA

Al fin, la cueca señores
hablando con patriotismo
tiene de todos sus ritmos
que mata los sinsabores;
por ella, con mil amores
la baila cualquier chileno
que se ha visto como bueno
no desmaya el zapatear,
es la cueca popular
lo mejor de este terreno.

1  Posible errata: “que ni las más casquivanas”
2  Posible errata: “chica”

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Homenaje al mes de la patria

Homenaje al mes de la patria
por el Indio Mora, poeta popular de La Frontera.

GLOSA

De la patria en este mes
saludo sincero vaya
a quién se mantiene a raya
como usté sabe y lo ve;
no ha de ignorar su mercé
a quién yo me he referido
al pueblo noble y querido
que sufre los sinsabores
y trasunta los dolores
por mil saetas herido.

Saludo aquí al que luchó
con Rodríguez, don Manuel,
reverenciamos a aquel
que con O’Higgins venció;
junto a Carrera nos dió
y el fraile de “Buena Muerte”,
una patria altiva y fuerte
con una brillante historia,
cubriéndola con mil glorias
en gran nación se convierte.

Pulso mi lira en este viento
para rendir mi homenaje,
sin rodeos, sin ambages
y con hondos sentimientos;
a aquellos que los cimientos
de nuestra patria formaron
y con denuedo lucharon
en los campos de batalla,
sin temor a la metralla
su vida heroica inmolaron.

Homenaje leal y sincero
rindo a los héroes civiles
que jamás fueron serviles
defendiendo a nuestro obrero,
a Recabarren primero
aquí lo voy a nombrar
y a Balmaceda exaltar
por sus luchas levantadas,
sólo en la patria inspiradas
y en su defensa ejemplar.

DESPEDIDA

Por fin, a los que lucharon
y a los que están combatiendo,
homenaje voy rindiendo
por patria que nos dejaron;
ellos jamás claudicaron
y no se hará en el presente;
llevamos la altiva frente
que nos legó el gran Lautaro
que nos guía como un faro
de la libertad inmanente.

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Canto a los mineros de El Teniente

Canto a los mineros de El Teniente
por C. Castillo, poeta popular de Rengo.

GLOSA

Mi lira voy a pulsar
inspirándome en las musas,
cantando con voz profusa
pues la huelga ha de triunfar;
partiendo del mineral
en cumbres cordilleranas,
de Sewell hasta Rancagua
los obreros y empleados
no serán más tramitados,
impondrán ley soberana.

Tras la Cortina de Hierro
de los yanquis en la Braden
los gringos no se la pueden
tampoco sus testaferros;
con gran voluntad de acero
impondrán su movimiento,
patriotas ciento por ciento
se enfrentan al invasor
imperialismo agresor,
derrotando sus intentos.

Estas aves de rapiña
que nos roban nuestro cobre
nos dejan siempre más pobres
con los hoyos en las minas;
esta pandilla ladina
se ceba con los mineros
y con todos los obreros
y explota a los empleados,
mas hoy le han hecho un parado
defendiendo su puchero.

Adelante, compañeros,
vuestra lucha es decisiva
y vuestra gran directiva
os defiende con esmero;
vuestro aporte tesonero,
firmeza y gran decisión,
unidad y cohesión
impondrán al insolente
que es el yanqui prepotente
respeto a nuestra nación.

Desde Arica a Magallanes,
desde mar a cordillera
todo buen chileno espera
derrotar al gringo infame;
con vuestros justos afanes
empuñáis hoy la bandera,
combatid en la trinchera
del porvenir de la patria,
de la Paz y Democracia
triunfará la clase obrera.

Las ayudas solidarias
confirmarán la victoria,
se habrán de cubrir de gloria
nuestras clases proletarias;
con fe revolucionaria
dad aportes decisivos,
¡ayudad, yo os lo pido…!
en el nombre de la LIRA
y de nuestra Central querida
para el minero aguerrido.

DESPEDIDA

Por fin, para terminar,
al gobierno me dirijo,
por los trabajadores exijo
nos hagamos respetar,
el cobre hay que requisar
aunque nos sacrifiquemos,
por algo somos chilenos,
luego sabe el Presidente
somos de estirpe valiente
y patriotas de los buenos.

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Declaración de amor

Declaración de amor
por Carlos

Para poderte besar
quisiera ser tu pololo,
porque me siento más solo
que un burro en medio del mar.
Mi amor lo habrás de aceptar
porque es más grande que un queso;
tengo buen gusto y por eso
con tu dulzura de guinda
te considero más linda
que ciento setenta pesos.

Para amueblar nuestra casa
tengo de lata un ropero,
tengo un banco carpintero,
tres sillas y una pallasa.
Como mi renta es escasa,
con arte y con mucho esmero
de un cajón azucarero
yo construí un velador.
¡Quiero pa usté lo mejor,
m’hijita porque la quiero!

Cuando ya llegue el momento
te llevaré a la Estancilla;
contigo dulce chiquilla
me he de sentir más contento
que cuando un perro pulguento
se rasca con las dos patas.
Si no me quieres me matas;
me matas si no me quieres,
deben de ser las mujeres
bien cariñosas, no ingratas.

En nuestro dulce nidito
no ha de faltar la merluza,
ni el té (que hoy poco se usa),
tampoco los huevos fritos.
Todo lo más exquisito,
como el ajo y la achicoria,
habrá en cantidad notoria
para probar que la adoro.
¡Que nunca nos falte el choro,
la papa y la zanahoria!

DESPEDIDA:

Yo mi cariño lo ahorro
y considero una infamia
la mentada poligamia,
o sea, poner el gorro.
Pero tampoco me corro
si alguna de rostro hermoso
me ofrece amor generoso
con femenino mirar;
le tengo que confesar
que en el amor soy goloso

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A mi Curicó querido

A mi Curicó querido
por Francisco Ruz, poeta popular de Curicó.

Tan lindo que es Curicó
con sus calles bien aseadas,
están hoy pavimentadas
porque el pueblo lo pidió;
del pobre y rico salió
pa ponerle pavimento.
El curicano contento
vive en su ciudad natal.
No hay otra ciudad igual
en Chile por el momento.

Esto dicen los viajeros
que viajan de sur a norte;
no hay un pueblo por su porte
pues Curicó es el primero.
La gente con gran esmero
es toda muy cariñosa.
Una alameda frondosa
tiene al pie de un lindo cerro,
arriba una cruz de fierro
con una virgen preciosa.

Desde el cerro se domina
toda esta hermosa ciudad
y también la majestad
de nuestras cumbres andinas.
De las aldeas vecinas
hay micros a cada rato,
de donde vienen los ñatos
sus negocios a vender,
para almorzar o comer
hay partes donde es barato.

Es famosa por sus tortas
esta mi tierra querida
por la cual daré mi vida,
que una vida poco importa;
mi Curicó bien se porta
cuando llega gente extraña;
aquí no hay gente tacaña
todos somos cariñosos
por eso somos famosos,
porque no tenemos mañas.

DESPEDIDA:

Al fin, el mejor de Chile,
es el rodeo de aquí,
y es alegría pa mí
ver a los huasos por miles;
En un tremendo desfile
llegan a la media luna
las parejas de una a una
a luchar por el champión
corriendo sin compasión
como la Diosa Fortuna.

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Mi alegría

Mi alegría
Por Sergio Rueda, poeta popular de San Miguel

Siempre me río de todo
de lo puede reírse
me causa risa el morirse
porque morirse, a mi modo,
es dejar todo botado
y el vivir abandonar
no dormir y no pensar
estar tieso e inerte.
Me causa risa la muerte
y al muerto he de respetar.

Yo me río del Gobierno,
por lo que no quiere hacer.
¿No le da a usted risa ver
cómo al apretar el perno
sudan sudores de invierno
y le dan vuelta al revés?
Rabia le da a usted tal vez;
pero yo, señor, me río;
claro que tengo partido
y estoy en un comité

Si algo de lo que yo escribo
no publican en La Lira,
aunque diga una mentira
a veces también me río.
Si en una chica confío
y ella me deja plantado,
confío en la que hay al lado
y el asunto ha concluido,
pues a reina que se ha ido
otra luego he colocado.

Si alguien la barba se deja
y ya lo tienen barbado
o si dos enamorados
por aguantarse se quejan,
tomo mi risa más vieja
y se las doy de regalo.
Si subo a esos cosos malos,
que antes llamaban tranvías,
lo mejor es que me ría
de las cosas que aguantamos.

Soy joven por eso rio,
y cuando ya sea viejo
me reiré del espejo,
donde veré el rostro mío,
por eso a todos envío
esta alegre solución.
Claro que hay una cuestión
también tienen que luchar
pues lo contrario es dejar
la tristeza en su bastión.

Luchar, porque en la alegría
no haya discriminación
que la risa y la canción
ocupen todas las vías
y aquel que no se ría
lo haga porque es amargado,
no porque él ha trabajado
y sus hijos no han comido
por eso a todos convido
a gozar por lo logrado.

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Mi suegra, la fiera

Mi suegra, la fiera
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros

Mi suegra es re maciza
pesa ciento ochenta kilos;
yo sudo sin tomar tilo
y al verme se encoleriza;
tiembla el suelo cuando pisa,
la llaman la vieja clueca,
porque su voz es re hueca
y tiene nariz de echona,
unas polleras rabonas
pa lucir las piernas chuecas.

Es harto grande su boca,
un buque puede tragarse,.
Fíjense, sin asombrarse,
bigotes tiene la foca.
Al verla risa provoca,
sus dientes salen pa´ilante
cual colmillos de elefante,
si parece el mesmo diablo,
y está casá con Juan Pablo,
un viejo chico y tunante.

A mi casa yo al llegar
medio cureque y cantando,
a mi mujer preguntando
que tenía pa almorzar,
mi suegra al oírme hablar,
en cólera se desata.
Me pegó por las re chuatas
una tanda de esas gruesas,
y en mi espinazo a una mesa
le quebró las cuatro patas.

Entre medio aturdión,
más ligero que una flecha,
la pesqué yo de las mechas
pero jué pa pior, iñor.
Mi suegra con  gran furor
pescó un plato re gruesazo
y me dió de garrotazos
con ayuda de mi suegro;
me hicieron ver burros negros,
de unos que hay muy grandazos.

En la rosca macanúa
mi suegra a mí me gritaba
y abría hartazo la jaba
pa decir, taba desnuda.
Esto no lo pongo en dúa,
puede pasarle a cualquiera.
Yo le rajé las polleras
y una chomba colorá,
que un turco le dejó fiá,
a mi suegrita la fiera.

Enredao en mi chqueta,
al suelo yo me caí,
sentándose encima ´e mi
mi suegra me dió otra fleta,
con una de sus chancletas
que se sacó de una pata;
me pescó de la corbata
para poderme ahorcar;
pero me pude escapar
de esa vieja tan pirata.

Ayer cayó enfermaza;
dice le duele un riñón,
y que tiene el corazón
toito tapao ´e grasa;
pero a mí no me la pasa
aunque en llanto esté deshecha,
porque haré harto bien hecha
una manda pa que muera
y el diablo, quiera o no quiera
se la lleve de las mechas.

Y en la noche del velorio
harto yo voy a bailar
de gusto, voy a cantar
muy fuerte como tenorio.
En medio de un gran jolgorio
le voy a ir a enterrar
y al hoyo la voy a echar
con gustazo boca abajo
pa que vaya más pa abajo
por si se quiere arrancar.

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