Estay bien letriao

Estay bien letriao
por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros.

¡Güen dar questay bien letriao
Peiro Paulo Jaramillo!
vos que a mi manco tordillo
dejaste bien amansao.
¡Vieray que day almirao
como vos te despresay
en tu carta, y me contay
la vía tan re_güenaza
quen la capital se pasa
y de acá ni te acorday!

¡Cuando lo iba a pensar
que vos seríay letriao!
Creida yo sólo el arao
ibay vos a manijar.
Nunca debís olvidar
tu pega de carretero;
y cuando arriávay terneros
en aquel burro mañoso
como vos, feo y tiñoso
que jué tu güen compañero.

Si seguís en tu saber,
te aseguro que abogao
vay a ser, y deputao
luego poirís acender.
Bien te sé yo comprender,
tay agora inteligente;
y a lo mejor, Presidente
de Chile, poirís llegar,
pa que hagay de allí bajar
el vino y el aguardiente.

Poirís tamién con gran tino,
ordenar pa las chicuelas
se les construya una escuela
en tu pueblo granerino.
Fíjate, bajo los pinos
de la plaza allí estudéan
tamién allí se recrean
por falta de un güen local.
Si llegay a congresal
questas cosas no se vean.

Alumnas y profesoras,
se sientan allí en el suelo;
y yo al verlas me conduelo
porque son tan sufrioras.
Las hormigas sin demoras,
les pican sin compasión
y tienen que dar leución
a las poires estudiantas,
pero nada les espanta
por recibir la instrucción.

El pájaro que mentay,
elicoltero, pues Paulo:
puee ser el mesmo Diablo
que anda porey aonde estay.
Seguro ya no rezay
agora questay dimpliao
por eso el Diablo mentao
quiere e las mechas llevarte,
y allá enlinfierno dejarte
junto con los condenaos.

DESPEDIDA:

Quiero tamién avisarte,
que tu mamá me contó,
a tu novia es que la vió
con un turco, le dicen farte.
Esto es pa que no te ensarte;
tupiito le regala
medias, zapatos, percalas,
pa traje y ande elegante;
Esta más gorda que ante
y naide dice que iguala.

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Fúnebre plegaria

Fúnebre plegaria
por René del Cerro, poeta popular de Linares.

Llegará seguro el día
que termine mi existencia
y se esfume mi presencia
de sobre esta tierra fría;
no habrá entonces armonía,
en mis músculos ya tiesos;
no habrán coronas, ni rezos,
ni campanas que se toquen
cuando en un rosario choquen
mis huesos con otros huesos.

Será una tarde intermedia
de invierno o primavera,
que la muerte majadera
ponga fin a mi tragedia;
la vida es una comedia
–dicen con filosofía–,
y yo digo que sería
al tener buenos actores
y a la vez espectadores
en escenas sin orgías.

Serán funerales tristes
los míos en lo ritual;
sin pésame en lo formal,
ni sollozar de dolientes;
pero en los campos ardientes
de tardes crepusculares,
las aves en sus nidales
trinarán de sentimiento
al no oírse en el viento,
el collar de mis rimares.

Al viejo sepulturero
que habrá de cavar mi fosa,
donde no crecerán rosas
haré un encargo postrero;
que trabaje con esmero
y me encierre silencioso
en lo más hondo del foso,
y no llegue el capital
con su máquina infernal,
a perturbar mi reposo.

Al final de mis plegarias
de fúnebre inspiración
a los poetas pido acción
y las plumas libertarias;
ardor en la lucha diaria
por un mundo más humano,
donde no hayan tiranos,
miserias, ni más peleas,
pa cuando este vate sea
el festín de los gusanos.

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A María Encarnación

A María Encarnación
por Ismael Sánchez, poeta popular de La Candelaria

No es la mejor cocinera
la que presta su fogón
y también el cucharón
pa que revuelva cualquiera;
te diré de qué manera
siento por tu humillación.
Tú me has dicho que el patrón
fué quien metió los intruso.
Vamos a probar los brujos
hoy María Encarnación.

Tú me has dicho que los planes
sólo prueban una cosa:
dejar libres las langostas
que asuelan los minerales,
a cambio de algunos reales
que dará un tercer intruso,
que expreso afila el serrucho
para cortar nuestros hualles.
Antes que vaya a la calle
te escribo este papelucho.

Me has dicho que cooperaste
con tu esfuerzo a la traía.
Te has engañado María
¿cómo fué que no pensaste?
Dime que te equivocaste
al considerarles duchos.
Hoy que prueben tu calducho
verás el error macabro
y te escribo sin embargo
para decirte que mucho.

¿Qué hurguetearon la despensa?
– Eso yo a lo sabía¹
¿Qué más hicieron María?
Explícate con franqueza
¡Ah! Que no habían riquezas.
¿Fué esa la desilusión?
¿Y qué te ha dicho el patrón?
– El mira, calla y observa
por él y por las reservas,
¡ay! María Encarnación.

DESPEDIDA:

Por fin como has decidido,
de pedirme a mí consejos,
a sabiendas que soy viejo
y que me siento aburrido;
son múltiples los motivos:
la solución, armonía
y no está lejano el día
en que se descorra el velo
si es que no llega al pigüelo
o un poquito más arriba.

1  Debería decir “ya lo”, probable error de tipeo.

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Al congreso de pobladores

Al congreso de pobladores
por Antonio Villatoro, poeta popular de El Cajón de Maipo.

A un “Congreso Provincial”
se llama a los pobladores
que habitan alrededores
de nuestra gran capital;
allí se van a analizar
los triunfos o los fracasos
todo unidos del brazo
irán a fortificar
cansados ya de habitar
en un suelo casi raso.

Se ha movido San Miguel,
Cisterna y San Bernardo,
los areneros del Maipo,
sin tiempo ya que perder;
poblaciones a granel
eligen sus delegados
para estar representados
en todas las comisiones
Sacarán resoluciones
para no ser más burlados.

De pie está Providencia
Ñuñoa, también Las Condes;
son comunas de renombre,
las azota la indigencia
y soportan inclemencias
de inviernos rigurosos
con San Carlos y el Mapocho,
esos taitas traicioneros
que arrasan barrios obreros
que son rucas de gangochos.

También participarán
las poblaciones callampas,
Conchalí, Renca y Barrancas,
Batuco y Quinta Normal;
San Antonio a reforzar
y traen puesto en la mente
que una unidad combatiente
puede hacerse respetar
porque no van a aguantar
una autoridá inconsciente.

DESPEDIDA:

Ya saludo y me despido
y alabo la iniciativa
que tiene la Directiva
a quien siempre he aplaudido;
Por “EL SIGLO” lo he sabido,
el que ha dado informaciones.
Defiende las poblaciones
con valentía y lealtad
llamando a la unidad
de toditos los sectores.

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Ya es hora de plegarse

Ya es hora de plegarse
Por Carmelo Reyes Morales, poeta popular de Santiago

¿Usté amigo es explotado?
¿Qué hace que no se organiza?
¿Qué no ve que tan de prisa
la carestía ha llegado?
Si todito lo han alzado
¿Cuál y quién es el culpable?
¿Es el pobre miserable?
¿o serán lo encumbrados?
No estamos equivocados:
son los ricos insaciables.

Si tuvimos esperanzas
en el padre redentor,
es falso, no hay salvador
para todo el que no avanza,
debemos tener confianza
pero no, en los pipiolos,
porque jamás un pololo
a un país libertó
ni al pueblo de comer le dio
arreglándose él solo.

Todos los trabajadores
que deseamos bienestar,
lo debemos conquistar
dejando los resquemores;
Sin mirar rosa o colores
ni ideología o creencia
todos con una conciencia
nos debemos levantar
y así poder aplastar
la nefasta prepotencia.

Sin existe la tiranía
económica, hay razón
sucede en toda nación
que manda la oligarquía;
esa es la clase de arriba
que mata de hambre a destajo
por eso el que pela el ajo
debe ser más cachativo
y en un bloque combativo
unirse con los de abajo.

DESPEDIDA

Al final digo señores
que en Chile sólo hay dos clases:
grandes pillos y rapaces
y además explotadores
y otros entregadores
de nuestras materias primas.
Ya la hora se aproxima
de la clase proletaria
pa liquidar la falsaria
del sistema que termina.

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Contesto a la felicitación de mis camaradas

Contesto a la felicitación de mis camaradas
por Miguel Luis Castañeda, poeta popular de Cogotí.

Camaradas provincianos
que estáis en la capital
sentí el corazón saltar
con vuestra carta en la mano.
Con saludos muy humanos
para mi humilde persona
llegó como una paloma
y se posó en mi paraje
trayéndome este mensaje
que una melodía entona.

Me dijo: tus compañeros,
se han acordado de ti
y me mandaron a mí
a dejarte con esmero:
un saludo placentero
y una felicitación
se acordó en la reunión
esta ofrenda que he traído.
Con ánimo enternecido
le sonrió mi corazón.

Su carta fué una sorpresa
que me llenó de emoción,
la leí con precaución
y en mi mente quedó impresa.
Me dí cuenta ‘e la nobleza
que en el corazón poseen,
que a mi alma la conmueven
y a mi espíritu han templado
porque me han tonificado
para escribirles a ustedes.

Aplaudo la iniciativa
de ese gran paso que han dado
de ese centro que han formado
y sus fines en que estriba.
Por la actitud decisiva
que ustedes han adoptado,
todos los que allí han formado
para impulsar el deporte
y al progreso darle corte
allí todos agrupados.

Adelante Cogotinos,
no hay que quedarse en la raya
ni al reverso ‘e la medalla.
A la fila, con gran tino.
Yo de aquí lanzo mis trinos
para adornar la labor
con cantos de ruiseñor
ayudo y amo el progreso
aunque sea con mis versos
he de cantar con ardor.

Qué bonito es tener
compañeros de verdad;
mas, si están en la ciudad
anda la cosa muy bien.
Los problemas hay que ver
y se busca el adelanto.
Pobre los de aquí, del campo
que vivimos alejados
y bastante atrasados,
que ignorantes somos tantos.

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A la población del Zanjón de la Aguada

A la población del Zanjón de la Aguada
por Antonio Villatoro, poeta popular de San José de Maipo.

La población azotada
sin escuchar sus lamentos
por todos esos tormentos,
es “El Zanjón de la Aguada”.
Viven en esa barriada
en chozas que caen solas
no tienen ni pa’ fonolas
ni menos cómo abrigarse
y a todito este rebalse
el Gobierno, “poca bola”.

Promesas siempre han habido
de mejorar condiciones
a todas las poblaciones:
pero nada se ha cumplido.
Lo echan todo al olvido
y ocultan las pretensiones
de llevarlos en camiones
a otros lugares lejos.
No quieren ver al Verdejo
en modernos pabellones.

Toda la gente se agita
en plan habitacional.
Botados en basural
niños, cual flores marchitas.
El rico desacredita
por ser hijo ‘e proletario
que gana escaso salario
y no puede alimentar,
y si algo van a estudiar,
será sólo el silabario.

La “Agrupación Pobladores”
gestiones muchas ha hecho,
para sacar de este estrecho
aquellos malos factores.
Pasan muchos sinsabores
con la autoridá reinante
que sólo exige el aguante
sin buscar la solución,
y es cementerio el Zanjón
sin que nada lo adelante.

DESPEDIDA:

Al final de lo contado,
saludo a los pobladores,
corrigiendo mis errores,
pues nunca había versiado.
Consejos muchos me han dado
en la “Lira Popular”
de EL SIGLO, diario ejemplar
que en su línea no ha variado
combatiendo a los malvados,
manteniendo su ideal.

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La mentira más grande

La mentira más grande
por Zoilo Cámela, poeta popular de Santiago

En Doñihue hubo un rodeo
por los tiempos de cuantuá
que dejó lua tendalá
de recuerdos, según creo.
Fué con fondas, bailoteo,
topiaúras, ensacaos
y toos los agregaos
que en estas fiestas camperas
mandarumas, verdaderas,
aliman los hacendaos.

Acudió gente al rodeo,
que con tiempo se anunció,
de Rancagua, Curicó,
Rengo, Requingua, Aculeo,
y pueblos de veraneo
bien largo de enumerar.
Me basta con mencionar
que jueron de Curimón,
de Tarca, de Conceución,
Melpareiso y Viña el Mar.

Angora vamos al grano:
Pasó de quí a una ramá,
en que oía la gallá
cantar ende muy temprano
a lo divino y l’humano
llegó un lote de tarquinos
y otro lote e santiaguinos
que se miraron muy mal;
y se trenzaron formal
a discutir pelgaminos.

Pronto ahí se descubrió
que era un tarquino Donoso
sumamente mentiroso,
como así mesmo pasó
con otro que resultó
ser en mentiras un pillo,
el santiaguino Murillo.
Con tal motivo formaron
discusiones y acordaron
un desafío sencillo.

A aquel de los dos nombraos
que en esta fiesta precisa
contara la más maciza
mentira, queó acordao,
darle en premio un colorao
de los de a cien. Hubo enreo
de apuestas que daba mieo
y, cuando ya por lo visto
estuvo too bien listo,
empezó el tarquino queo:

– “En un día de calor
que subía recabriao
el volcón Descabezao,
muerto de sed bebí yo
del agua que me brindó
una cascá al tropezar.
Decidío a descansar,
allí mesmo me acosté
¡y qué susto me llevé
al tiempo de dispertar!

– “¡Imagínese mi cara
al hallarme frente al lión!
Esperaba el picarón
de que el sueño me dejara
y verme vivito para
manducarme. Entonces jue
que pá salvame invoqué
¡En el nombre sea e’ Dios!
Y a pulso, con estas dos,
por el chorro me trepé”.

El santiaguino, a su turno,
de este otro modo empezó;
– “Una vez jui a casiar yo
de Cocalán a ese fundo;
y su dueño con prefundo
cariño me atendió en él,
sirviéndome rica miel
y coquitos confitaos.
Renunquita lo hey pasao
tan bien como allí pasé.

“Sucedió que cierto día
me largué con toa calma
hacia el tumulto de palma
que hasta lejo se extendía.
La tierra se orgullecía
con esas reinas troncúas
que se elevan melenúas
aquí en mi patria adorá.
En ninguna parte más
hay palmas tan linajúas.

“Cuando el sol se las echaba
quise golver a la casa;
pero vean qué me pasa:
¡perdío en el bosque estaba!
Y, pa ver si me orientaba,
a una palma me subí
por un cordel que ella ahí
colgao tenía puesto,
qui un coquero, por supuesto,
se olvió, lo compriendí.

“Estando bien encumbrao,
el cordel me le cayó
¿Cómo angora bajo yo?
me dije muy asustao.
Grité com’un condenao
y naide me respondía.
Con la cabeza aturdía,
se me le ocurrió cortar
dos hojazas di acunar
que los racimos tenían.

“Tomé en las manos las dos,
salté, enseguía, al espacio;
y, borniándolas despacio,
invoqué con juerte voz:
¡En el nombre sea e’ Dios!
Y aletiando y aletiando,
contento me juí volando,
cual pájaro vagamundo,
p’al edificio del fundo
onde estábanme esperando”

Ambos mentirosos jueron
por toos muy aplaudíos,
pero ninguno elegío
sus partidarios tuvieron
los votos contados dieron
un perfeutísimo empate.
El juez, un viejo magnate,
mandó quí otra papurrucha
contaran los dos en lucha
pá conseguir desempate.

El tarquino jue el primero
desinao a continuar;
y, apenas logró empezar
diciendo en tono severo:
– “Hubo en Tarca un caballero”
el santiaguino exclamó:
– “Párele, no siga, no
me ha ganado con largueza,
mentira más grande que esa
nunca inventar podré yo”.

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De los cuidados del niño

De los cuidados del niño
Por Jorge Obrero del Carbón, poeta popular de Coronel

Se me ocurrió, de ocasión
aprender con harto aliño
todo el cuidado del niño
de la actual generación.
Sobre la alimentación
recomiendo de inmediato,
le den cientos de aparatos
clavos, agujas, tachuelas,
hachas, serruchos y azuelas
y que coma más que un gato.

Si la madre es solterona
y su hijo es primerizo,
le sienta el ponche de erizo
Igual que leche de leona.
Carne de liebre saltona,
pájaros hecho estofado
y unos buenos harinados
con puré de piedra pome
y las frutas se las pone
con porotos sancochados.

Como también quiero hablar
sobre higiene de las guaguas,
baños cerca de Rancagua,
o sabullidas de mar;
y si se pone a llorar,
tocarle bien el tambor.
Si quiere verlo mejor
después de ponerle el óleo,
pasarle harto sapolio
pa que no pierda el color.

Si la guagua es enfermiza,
sobre todo de diarreas,
darle harto cemento y brea,
bien caliente con ceniza;
pa empacho o fiebre harta tiza
y cuando se enferman del ojo,
darle a beber a su antojo
vinagre como agua pasto,
con membrillos por canastos
y pasarlo en un rastrojo.

DESPEDIDA

Por último al terminar
si usted quiere divertirlo,
darle una zarga de chirlos
cuando no quiera jugar.
Con mi método ´e cuidar
quedarán congratulados
con demostrarle agrado
de que no tenga un desliz,
su hijo será feliz
mejor que su antepasado.

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Réquiem de una casta

Réquiem de una casta
Por Manuel Urbano, poeta popular de Puente Alto

El átomo desataron
pa poder sobrevivir
y el mundo solos regir;
ahí mismo se suicidaron.
Los pueblos no acobardaron
y en cambio es hora presente
del fin de los prepotentes
con una ciencia ´e progreso
querían un retroceso
y éso no acepta la gente.

El hombre está más vidente
el capital agoniza;
la religión, que idiotiza,
va en un plano decadente
y, sin embargo, surgente
aluvión incontenible
frena el hombre lo punible
de una casta que ya muere,
se termina un miserere
y el pueblo se hace invencible.

Creían que era posible
ser arrieros conductores,
se creían redentores
por la potencia infalible
del átomo indefectible.
Creían asegurado
eterno pa sí el reinado
de indolente paraíso
y la evolución deshizo
lo que se habían tramado.

Cruel el momento ha llegado
–boomerang de doble muerte–
solos sellaron su suerte,
el cálculo fué fallado,
la ciencia no ha claudicado
en beneficio de viles,
en cambio marchan por miles
los hombres del pensamiento
preclaro el conocimiento
de convivencia y trabajo.

Despotrican a destajo,
lloran y mienten, infames,
y en hipócritos alardes
aferran lo ruin y bajo
queriendo poner atajo
a su fin impostergable
su vivencia miserable
está en tapete de historia,
así, sin pena ni gloria
huyen viles y cobardes.

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