Por robarme cuatro tunas
Por Pedro Gonzáles, poeta popular de Rancagua.
Aquí empieza este cuento:
Había cuatro frutitas
tentadoras y bonitas
pa’ mí que estaba sediento
–me invadió el remordimiento,
mi costumbre no es robar–
y ya sin mucho pensar
me dispuse a engullir
y cuando iba a partir,
llegó el dueño del tunal.
“Mucho tiempo te esperaba,
pero al cabo te pillé
y ahora aquí te daré
lo que pa’ vos reservaba
y sin decir más me daba
los terribles puñetazos
seguidos de costalazos,
los que son indispensables
ayudado el miserable
con feroces garrotazos.
Roto cochino mugriento,
¿Con que te gustan las tunas?
Aquí te haré ver la luna
que no alumbra este momento”.
aunque sin conocimiento
entre nieblas lo veía
que se alejaba y venía
cual fiera desenfrenada
y me daba las patadas
y de llapa se reía.
Y por fin a un estero,
después me quiso tirar,
cuando en esto vi llegar
a un par de carabineros;
el viejo hablo primero
“No me hagan pregunta alguna,
me han robado una fortuna”.
Creyeron al palogrueso,
y ahora me encuentro preso
por robarme cuatro tunas.