Por el compañero Mora
por Azucena Roja, poetisa popular de Santiago.
CUARTETA
Por la arbitraria medida
que hoy afecta al gran poeta
aquí dejo mi protesta
con mi palabra sentida.
GLOSA
Un profundo sentimiento
conmueve mi corazón,
y en esta triste versión,
lo expreso en este momento;
no fué otro mi pensamiento
después de haber sido oída,
la noticia difundida
de que iba relegado,
que aquí lo dejo estampado
por la arbitraria medida.
Es el compañero Mora,
un gran poeta humanista,
con su diestra siempre lista
por la masa que labora;
esas palabras de otrora,
yo no juzgo de indiscretas,
muestran sólo una faceta
que comprueba la verdad,
con la cruda realidad
que hoy afecta al gran poeta.
Han quedado sin su amparo
sus cinco hijos pequeños,
cinco seres que risueños
sólo miraban lo claro;
la miseria será el faro
que con una luz perfecta
estará siempre dispuesta
a iluminar sus conciencias,
que hablando con mi experiencia
aquí dejo mi protesta.
Veo cómo hoy se repite
una conocida historia,
y conservo en mi memoria
un hecho que la reviste;
mi infancia también fué triste
recuerdo una despedida,
y una ausencia indefinida
luego miseria y dolor,
que condené hasta mayor
con mi palabra sentida.
DESPEDIDA
Al despedirme yo siento
por sus cinco pequeñuelos
que habrán de ser los desvelos
de la madre en el sustento;
¿no cabe el remordimiento
ante tan crueles sentencias?;
cinco serán las conciencias
que guardarán el recuerdo.
Y aquí mejor yo me muerdo
y que calle mi experiencia.
UNA AYUDA
Y les propongo una ayuda
para éste gran compañero,
que sea ésta en dinero
que su situación es cruda;
y pido que pronto acuda
todo poeta popular,
no se le haga esperar,
ni sentirse desvalido,
que hoy por ti…, es lo sabido,
y en Chile hay mucho lugar.