Penurias del temporal
por el Diablo Cojuelo
Hunbo una angustia en mi pecho
los días de temporales
estaban mis familiares
con el hogar ya deshecho;
crecía de trecho en trecho
el río del Aconcagua,
mi mujer junto a su guagua
lloraba ya enloquecida
pues se veía perdida,
el torrente la llevaba.
En los precisos momentos
aparecen los bomberos,
desafiando el aguacero
inician el salvamento;
eran tantos los lamentos
no hubo a quien no enternecieran,
los llevaron a Calera
en carros ‘e ferrocarril,
a’i los hacian dormir
cada cual como pudiera.
No quiso el Departamento
facilitarme un camión
para ir en salvación
a pesar de mis lamentos;
no le encuentro fundamento
al Señor de Bienestar
el no querer ordenar
medio de locomoción,
hombre cruel sin corazón,
con un alma de chacal.
Siendo una obra fiscal
tenía la obligación
de prestar la protección
para poder auxiliar;
más, gracia a mis compañeros
que a pies fueron los primeros
en salvar algo p’al frío
lo demás lo llevó el río
es la desgracia ‘el obrero.
DESPEDIDA
La tragedia ya pasó
y hay que volver a los ranchos
y vivir como los chanchos
eso es lo que se ordenó:
a mi eso me pasó
tambien soy daminificado,
de esos desamparados
que habitamos este mundo
con el dolor más profundo
vivimos siempre explotados.