Panorama nuclear
Por Rafael Martínez Navia, poeta popular de Santiago.
Con fe, ardor y firmeza
lancémonos al combate,
antes que el monstruo nos mate
y nos convierta en pavesa;
El peligro aún no cesa
pués el yanqui prepotente
presiona porfiadamente
a fin de explotar la bomba
sin importarle una comba¹.
Fuera el yanqui y el inglés,
de la Antártida y sus mares,
Son de Chile esos lugares
de la cabeza a los pies;
Que se marchen de una vez,
ojalá hoy día mismo,
puede haber un cataclismo
con esa bomba que aterra
y desintegrar las tierra
y arrojarnos al abismo.
El tigre devorador
no otorga jamás clemencia,
como no tiene conciencia
el yanqui usurpador;
el mundo tiembla de horror
ante la bomba nuclear;
Basta ya de exterminar
pájaros, frutos y peces,
ni matar más japoneses
por el gusto de matar.
De los bellacos con suerte
Norteamérica es la tierra,
pues comercian con la guerra
y se burlan de la muerte;
esa es la ley del más fuerte,
apocalíptica ley,
que regocija a su grey
cuando a negros discrimina
y los cuelga y asesina
como si fuera un buey.
Es falso que hay libertad
en ese inmenso pais.
El pueblo alli no es feliz
esa es la pura verdad;
Controlan cada ciudad
con espías dirigidos,
cesantes y mal nutridos
pululan por las afueras
y habitan en madrigueras
en los Estados Unidos.
1 Error del impreso, falta una línea.