Misiva lírica
Por José Mur, poeta popular de La Calera
¿Cómo darte la ternura
que llevo ardiendo en mi pecho?
La lejanía, los hechos
me impiden esa dulzura.
En cambio, sólo amarguras
enhebro en mis pensamientos
y a pesar del sufrimiento,
presa de dolor, transido,
llevo en besos florecidos
mis labios para tu recuerdo.
Para el recuerdo que hiere
(imposible realidad)
te juro que de verdad
este amargo miserere
aquí en mi alma se adhiere
con tan tremenda obsesión
que mi pobre corazón
parece ser otro ser,
tanto afana tu querer
pues tú eres la tentación.
Yo, rebelde a esa pasión
hablándolo como amigo
a cada rato le digo
en honda meditación
que es loca su adoración.
Y es en vano, me parece.
pues siempre pena y perece.
Por su culpa, cabizbajo,
me olvido hasta del trabajo
y hasta el llanto me florece.
En el bosque resplandece
el trino y la enredadera
y el agua en la torrentera
cristalina se estremece,
la suave brisa que mece
en los jardines las flores
no la hablan de otros primores
a mi pecho ilusionado,
¡pobre corazón cuitado
sin una luz tus dolores!
DESPEDIDA
Si en mis brazos te tuviera
junto a mi pecho, anhelante,
un beso largo y quemante
daba a tu boca hechicera,
mi garganta plañidera
te diría ¡cómo te quiero!
Yo sólo soy mensajero
de recónditos sentires,
mis caricias, mis decires
con mi corazón te ofrendo.