Mi desgracia
por Sergio Rueda, poeta popular.
Aquí me tienen de nuevo
dispuesto a versiar,
pues necesito confiar
una pena que no puedo;
aunque lucho con denuedo
sigue aquí en mi corazón
un amor, una pasión
una chiquilla bonita
y la suegra y la hermanita
y el viejo care ‘e camión.
Esto pasó, mi señor,
en una grande fiestoca
le vi primero la boca
después su cuerpo de flor;
hablé palabras de amor
y al rato la fui atracando
cuando cuenta me fui dando
tenía encima a la hermana
que luego abrió la ventana
por la que salí volando.
La cosa a’i no terminó,
pues después vino la madre
una vieja cara ‘e bagre
que de los pies me tomó;
luego unas vueltas me dió
contra la pared fui a dar
éso no puedo contar,
pues quedé altiro aturdido
con cototos y harto herido
y con ganas de llorar.
Y para colmo de mal
vino después el viejujo
el cual como por embrujo
me patió como animal
luego me siento elevar
y experimento un dolor
después veo con horror
que estoy, señores, pelado,
adolorido y colgado,
en la puerta de un farol.
DESPEDIDA
Esto quería narrarles
para que ustedes supieran
y así muy bien comprendieran
lo que acabo de narrarles;
sepan que lo hice por darle
un descansito a mi alma
agora que estoy en calma
me siento harto adolorido
pal intruso y el metido,
señor, son éstas las palmas.