Amores de segunda hora

  Un tiempo en tu amor creí
Después me odiaste belén
Ahora vuelves á mí,
Si tú lo quieres así
Yo lo deseo también

  Pero es de mal consistencia
El amor de segunda hora
Cuando alguna interminencia
Has puesto en grande violencia
La intensidad que atesora.

  Después de aquel duro agravio
Que me inferiste, querida,
Aunque me alarguen los labios
Siempre me queda el resabio
De recuerdo de mi herida.

  El tiempo en que su corriente
Lleva todo lo que existe
Podrás Mengul lentamente
El efecto aun heriste
De ese recuerdo tan triste.

  Pero mientras esto dure
Al pesar de mis deseos
Con que el olvido procure
Antes que mi herida cure
Mi amor no está en su apojeo

  Aquel que ama más que se ama
Al otro fauto del día
Al ver ajada su llama
En toda su alma derrama
Una insanable anemía

  Así al verme pensativo
Es que no miento á mi pena,
Tú me das un lenitivo
Pero si un solaz recibo,
No todo el mal se enajena.

  Es forzosa consecuencia
De un funesto precedente
Con constancia y con paciencia
La pasada inconveniencia
Volverá á mejor ambiente.

  Cúponos a ambos la suerte
Que ella aguante el grave fardo;
Ella para todo es fuerte,
En tanto yo hasta la muerte
Llevaré incrusto mi dardo.

       Adolfo Uribe F.

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Himno Constitucional

  Cantemos la gloria
De la Oposición
Porque esta es la gloria
De nuestra Nación.

  Un hombre malvado
Quiso hacerse rey,
Pretendió el osado
Gobernar sin ley.
No contó el tirano,
Falto de razón,
Con la brava gente
De la Oposición.

  El grito de alarma
Partió desde el mar,
Nuestra noble Escuadra
Lo hizo resonar.
Apoyó el Congreso
Y dió su accion
Al noble partido
De la Oposición.

  La Escuadra valiente
Merece alabanza,
La gallarda gente
La victoria alcanza,
Porque en la Placilla
Libertad les dió.

Cantemos la gloria
De la Oposición,
Porque esta es la gloria
De nuestra Nación.

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IMPOSIBLE

  Te ví y al verte tan pura
Fascinado te seguí
Y por amarte, ¡locura!
El cáliz de la amargura
Hasta las heces bebí.

  Pasastes ante mis ojos
Cual vaporosa vision
Y en mi pecho una pasion
Ardió.. Te juro de hinojos
Fué mi primera ilusion!

  Me atormentó dia a dia
Un amor irresistible,
Do miraba te veía!
Pero, desgracia la mia!…
Ai!.. amaba un imposible!…

  Te daba un inmenso amor
Tan puro como la brisa
Que suave mece a la flor
Y pedia una sonrisa
De tus lábios… ¡Qué candor!…

  Yo era pobre, no tenia
Dinero, ni posicion,
En mala hora creía
Que tu amor correspondia
Mi desgraciada pasion.

  Mi pasion te declaré
(¡Noche aciaga, te maldigo!)
Contestastes no sé que…
Desde entónces empecé
De tu amor a ser mendigo.

  Y por tu conocimiento
¡Dios mio! cuánto sufrí!
Maldito sea el momento
En que yo te conocí:
¡Tú causastes mi tormento!…

  No me maldigas, mujer,
Si de ardiente amor rendido
A tus plantas he caido!
Yo no he sabido que hacer
Mi desgracia me ha perdido!…

  Me atormentó dia a dia
Un amor irresistible!…
Do miraba te veía,
Pero, desgracia la mia!…
Lo que amaba era imposible!…

  Altiva por mi ventana
Con mucha frecuencia pasas;
Al verte yo tan ufana
De seguirte me dá gana
Y… pienso en mis calabazas!.…

       TR.

Valparaiso, Enero de 1888.

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Pensando en tí!…
(Imitacion.)

  Cuando la ténue luz de la aurora
Los verdes prados hermosa dora
El sol derrama su luz brillante
Y un nuevo dia se anuncia al fin,
Yo estoi despierto y en ese instante
       Pensando en tí.

  Cuando tu pasas por mi ventana,
Hermosa niña, mui de mañana,
Ni aún me miras, crüel te alejas,
Ni aun te fijas siquiera en mí,
Altiva pasas y a mí me dejas
       Pensando en tí.

  El dia pasa, la noche avanza
Y quedo triste sin esperanza
De ver, ingrata, correspondido
Mi fiel amor en el porvenir!..
Un nuevo dia llevo perdido
       Pensando en tí!…

       Tulipan Rosa.

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¿Por qué ?

  Decidme ingrata: ¿Por qué tus ojos
Cuando los fijas sonriendo en mí
Me ofuscan tanto y me dan sonrojos
Que no quisiera,
Niña hechicera,
Vivir ausente jamas de tí?…

  ¡Por qué si escucho tu grato acento,
Por qué si admiro tu linda faz,
Doquiera sea, yo estoi contento,
Feliz respiro,
Por tí suspiro
Y siento en mi alma tranquila paz?

  ¿Por qué sonries si yo extasiado
Contemplo, ¡oh niña! con tierno amor
Tu bello rostro tan agraciado,
Tus negros ojos,
Tus labios rojos,
Tu talle airoso tan seductor?…

  ¿Quereis decirme, por qué estoi triste,
Por qué se abate mi corazon
Y el mundo entero de luto viste
Si tú a mi lado
Idolo amado
No estás jurándome: amor, pasion?

  ¿Por qué si veo que con desvelos
Algún estraño te va a servir,
Morena ingrata, yo tengo celos
No sé qué siento,
Vago tormento
Y ajita mi alma mortal sufrir?…

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CONTRA—PUNTO
ENTTE PARRA I EL TULLIO

       PARRA

  Avis de saber Tullío
que no es por tenerte miedo
que se calló Desiderio
que es un pallaor florío;
es así que te prevengo
que busquis mui luego al cura
pues de lejana espesura
a darte la muerte vengo.

       EL TULLIO

  El cantor del sur flamante
me ha ofrecido darme muerte
cantando con tono fuerte
pone pálido el semblante:
con su cuero trasparente
quiere darla de ladino
dice que es cantar latino
pa cualquiera suficiente.

       PARRA

  Yo contesto a fé de Parra
que el Tullío está cantando
en la silla descansando
con la mano en la guitarra:
se sienta junto a la puerta
i se principia a entonar
sin hallar qué contestar
cuando le busco reyerta.

       EL TULLIO

  Yo no me apuro en cantar
por que cantar es mi oficio
cuando un cantor bien novicio
me sale pleito a buscar:
aunque sea ante testigos
es preciso que se crea
que despues de la pelea
los contrarios son amigos.

       PARRA

  Me ha gustao la manera
con que te salis del paso
como estás viendo el fracaso
te acobardas moledera:
despues que ya lo han oido
para terminar la fiesta
cobre cada cual la apuesta
pue el Tullio esta vencido.

  Se calló el Tullío.

       D. Parra
       Poeta del Sur

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EL BORRACHO

  Ando borracho
Por una mujer ja! jay!
Ella no me ama
Como yo la adoro,
Ando borracho
Y por eso lloro,
En vanas son, en vanas son
Tantas súplicas de amor.

  Por aquella calle viene
La muchacha a quien adoro
Y en sus lindas manos trae
Una hermosa copa de oro,
Y en la copa de oro trae
El veneno del amor
Para darle muerte
A este ingrato corazon.

  Me tomaron prisionero
Me llevaron al cuartel,
Me pasaron para adentro
Como así debia ser
No permita Dios del Cielo
Que otra vez vuelva a caer
En manos de la justicia
Por amar a una mujer.

       MODESTO.

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LA BATALLA DE CONCON

  La estrella esplendorosa que fulgura
de mi querida patria en el pendon
con su rayo mejor, de luz mas pura
alumbra la batalla de Concon;
en ella recibió la Dictadura
puñalada de muerte al corazon
i ante aquel heroismo de espartano
se espantaron las hordas del Tirano.

  En aquella efeméride tan bella
el sable se humilló, se alzó el derecho,
de la victoria se marcó la huella
i al despotismo preparó su lecho;
en aquella grandisima epopeya
respiró de la patria el viril pecho
aquejado de aguda enfermedad,
el aire de la Ley, la libertad.

  De un lado veinte mil malos chilenos
i cerros erizados de cañones,
del otro cuatro mil bravos o menos
faltos de uodo aun de municiones;
i entre ambos, hinchando bien sus senos
aumenta el Aconcagua sus turbiones
para hacer imposible aquella empresa
que llenó al Universo de sorpresa.

  Huyeron los soberbios veteranos
i sus mui afamados capitanes
ante un monton de brrvos ciudadanos
avanzando con pasos de titanes;
del Neron los esfuerzos fueron vanos
para afianzar sus maldecidos planes
porque en presencia de brabura tanta
del Dictador la horda se quebranta.

  Dn cuatro haras de duro batallar,
del Congreso el ejército afamado
del Aconcagua pudo al fin pasar
las turbulentas aguas casi a nado
i luego se pusieron a avanzar
en medio de mortal fuego graneado
hasta que los jenízaros del Rey
cedieron a las tropas de la Ley.

  Con el ronco crujir de las cadenas
desdo ese instante para siempre rotas,
sintió el déspota helàrselo en las venas
la sangre aun mas negra que sus botas;
vió ahí la patria término a sus penas
i lloraron de gozo los patriotas.
¡Oh, veintiuno de Agosto, inmortal dia
el mas glorioso de la patria mia!

  El Parlamento ahí vengó la ofensa
i endulzó el amargor de su calvario
haciendo con estrépito i vergüenza
desplomarse al inicuo mandatario;
deedo entonces fué vana la defensa,
allí la Tiranía halló el sudario;
¡ salud Congreso varonil i santo;
salud, pléyade noble, inclito Canto!

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CUENTO

Yo tenia un perrito colorado
       Que daba gusto ver,
Mas tenia el defecto inveterado
       De lamer no sè què.

Un dia que salia a pasear
       El picho me siguió
I a una linda perrita al encontrar
       Ese qué le lamió.

Fuí de ahí a una casa de visita
       De etiqueta severa
Propiedad de una bella señorita
       Pumplida i zalamera;

La que al notar al bello animalito
       Lo toma entre sus manos
I le dá estrujando su hociquito
       Un beso soberano.

Solté yó involuntaria esclamación;
       La quise censurar;
Tal acto me pregunta con candor
       ¿Que tiene de inmoral?

De inmoral le replico avergonzado
       Ya sé que no tendrá
Pero si de otra cosa que no es dado
       Aquí espesificar;

I como fuese un tanto amonestado
       Le tuve que contar
Que este perro travieso era dado
       A lamer ¿què cosa! ¿à?

I que no habia dado la hora nona
       Que el hecho sucedió
Cuando ella vino alegre i retozona
       I sus labios manchó.

Al escuchar mi corta relacion
       Se puso colorada
I dando suelta a toda su espancion
       Largó la carcajada;

Mas, despues acercándose a mi oido
       Con cierta hilaridad
Me dijo: !cuantos hombres habran sido
       Como este animal!

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LAMENTACIONES
DE UN PRESIDARIO

  Yo no se como llegué
a la justicia ordinaria,
eso si con con la sumaria
fuí a la càrcel ahí mismo,
que por un uuevo bautismo
la llaman Penitenciaria.
El porpue tiene ese nombre
nadie me lo dijo a mí,
mas yo me lo esplico así:
le diran Penitenciaria,
por la penitencia diaria
que se sufre estando allí.

  Pobre, que cae en desgracia
tiene que sufrir no poco;
nadie lo ampara tampoco
si no cuenta con recursos;
el gringo es de mas discurso
cuando mata, se hace loco.
No se el tiempo que corrió
en aquella sepultura;
si de afuera no se apura
el asunto va con pausa;
tienen la presa segura
i dejan dormir la causa.

  Ignora el preso a que lado
se inclinará la balanza,
pero es tanta la tardanza
que yo les digo por mí:
«el hombre que dentre allí
deje afuera la esperanza.
Sin perfeccionar las leyes
perfeccionan el rigor;
sospecho que el inventor
habrá sido algún maldito;
por grande que sea un delito
aquella pena es mayor.

  El mas altivo varon
i de colmillo gastado,
allí se verà agobiado
i su corazon marchito
al encontrase encerrado
a solas con su delito.
En esa càrcel no hai toros,
allí todos son corderos;
no puede el mas altanero
al verse entre aquellas rejas
sinó abajar las orejas
i sufrir su duro encierro.

  I digo a cuantos ignoran
el rigor de aquellas penas,
yo que sufrí las cadenas
del destino i su inclemencia;
que aprovechen la esperiencia
del mal en cabeza ajena.
Eso es para quebrantar
el corazon mas altivo;
los llaveros son pasivos
pero mas cecos i duros
talvez, que los mismos muros
en que uno jime cautivo.

  No es grillos ni en cadena
en lo que usted pensarà,
sino en una soledá
i un silencio tan profundo,
que parece que el mundo
es el ùnico que está.
Ai¡ madres, las que dirijen
al hijo de sus entrañas,
no piensen que les engaña
ni que les habla un falsario;
lo que es el ser presidario
¡solo se sabe en campaña!

  Hijas, esposas, hermanas,
cuantas quieran a un varon,
diganle que esa prision
es un infierno temido,
donde no se oye mas ruido
que el latir del corazon.
No tiene allá el dia, sol
ni la noche tiene estrellas
sin que le valgan querellas
por fuerza lo purifican
i sus làgrimas salpican
en las paredes aquellas.

  En soledad tan torrible
de su pecho oye el latido;
lo se porque lo he sufrido
i créame el auditorio:
talvez en el purgatorio
las almas hagan mas ruido.
Cuenta esas horas eternas
para mas atormentarse;
su lágrima al derramarse
calcula en sus aflicciones,
contando sus pulsaciones,
lo que dilata en secarse.

  Allí se amansa el mas bravo
allí se dobla el mas fuerte,
el silencio es de tal suerte
que cuando llegue a venir,
hasta se le han de sentir
las pisadas a la muerte.
Adentro mismo del hombre
se hace una revolucion;
metido en esa prision
de tanto no mirar nada,
le nace i queda grabada
la idea de perfeccion.

  En mi madre, en mis amigos
i en todo pensaba yo;
al hombre que allí dentró
de memoria mas ingrata,
fielmente se le retrata
todo cuanto afuera vió.
Aquel que ha vivido libre
de volar, por donde quiera,
se aflije i se desespera
de encontrarse allí cautivo;
es un tormento mui vivo
que abate al alma mas fiera.

  En esa estrecha prision
sin poderme conformar,
no cesaba de esclamar:
¡Que diera yo por tener
un caballo en que montar
i una pampa en que correr!
En un lamento constante
se halla siempre encerrado;
el castigo han inventado
de cubrirlo con la noche
i allí está como amarrado
se ve el animal al coche.

  No hai pensamiento triste
que al preso no lo atormente,
bajo un dolor permanente
agacha ál fin la cabeza
porque siempre la tristeza
hermana de un mal presente.
Vierten làgrimas sus ojos
i en su pena se fastidia;
en esa constante lidia
sin un momento de calma,
comtempla con los del alma
felicidades que envidia.

  Ningún consuelo penetra
detras de aquellas murallas;
el varon de mas agallas,
aunque mas duro que un perno
metido en aque infierno
sufre, jime, llora i calla.
De furor el corazón
se le quiere reventar,
pero no hai sino aguantar
aunque sociego no alcance
¡Dichoso, en tan duro trance,
aquel que sabe rezar!

  Dirije a Dios su plegaria
el que sabe una oracion!
en esa tribulacion
jime olvidado del mundo
i el dolor es mas profundo
cuando no halla compasion.
En tan crueles pesadumbres,
en tan duro padecer,
despues de mui pocos meses;
allí lamenté mil veces
no haber aprendido a ler.

  Viene primero el furor,
despues la melancolía;
en mi angustia no tenia
otro alivio ni consuelo,
con lágrimas noche i dia
A visitar a otros presos
algunos iban ahí.
nadie me visitó a mí
mientras estuve encerrado.
¡Quien iba a embromarse allí
por ver a un desesperado!

  Bendito sea el carcelero
que tiene buen corazon;
yo se que esta bendicion
pocos pueden alcanzarla
pues si tienen compasion
su deber es ocultarla.
Jamas mi lengua podrà
espresar cuanto he sufrido;
en ese encierro metido
llaves, paredes, corrojos,
se grava tanto en los ojos
que uno los ve hasta dormido.

  El mate no lo permiten
ni le permiten hablar,
ni le permiten cantar
para aliviar su dolor
i es tan horrible el rigor
que no lo dejan fnmar.
Cónversamos con las rejas
por solo el gusto de hablar,
pero nos mandan callar
i es preciso coformarnos;
pues no se debe irritar
a quien puede casiiarnos.

  La soledad causa espanto,
el silencio causa horror;
ese continuo terror
es el tormento mas duro
i en un presidio seguro
está demas tal rigor.
Grávenlo como en la piedra
cuanto he dicho en este canto;
por haber sufrido tanto
debo confesarlo aquí
«el hombre que manda allí
es poco ménos pue un santo».

  I son buenos los demas
a su ejemplo se manejan.
pero por eso no dejan
las cosas de ser tremendas,
piensen todos i comprendan
el sentido de mis quejas.
I guarden en su memoria
con toda puntualidad,
lo que con tal claridad
les acabo de decir.
“mucho tendran que sufrir
si dudau de mi verdad”

I si atienden mis palabras
no habrá calabozos llenos,
manéjense como buenos,
no olviden esto jamas:
aquí no hai razon de mas,
mas bien las puse de ménos.
I con esto me despido
todos han de perdonar,
ninguno debe olvidar
la historia de un desgraciaod;
quien ha vivido encerrado
tiene poco que contar.

Nota: adaptación de versos de “La vuelta de Martín Fierro” de José Hernandez, §670 y ss.

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