A LOS PADRES DE LA PATRIA

  Alcemos al cielo nuestros corazones
Con frases de fuego digamos hoi dia,
Mil glorias! mil glorias! a esos campeones
Que patria nos dieron, estando oprimida.

  Apénas resuena la voz del cañon
I se oye el acento del dulce clarin
El nombre de OHiggins viene al corazon
I luego aparece el de San Martin.

  Rodriguez bien pronto cubierto de gloria
Invade la mente del hombre honrado
I con sus hazañas que narra la historia
Enciende en el alma un fuego sagrado.

  Mil nombres ilustres asaltan el alma
En los dias solemnes de nuestra Nacion,
Cuando se medita que aquellos con calma
La Patria salvaron de inícua opresion.

  Corramos gustosos a cubrir con flores
Los pedestales de aquellos valientes
A quienes llamamos hoi libertadores
I a quienes honramos como descendientes.

  Mil glorias! mil glorias! a los padres queridos
De esta pobre patria tan desgraciada
Porque ellos salvaron a los oprimidos
I Democracia dieron a punta de espada.

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A mi adorado tormento

  Cuando a tu casa
Voi de visita
Siento mi almita,
Que me mareo.
Que todo es verme
Yo ante tus ojos
Caigo de hinojos
Cuanto los veo.
Porque ya he visto
Que me fascinan
Que me asesinan
Tus dos luceros.
Son tan preciosos,
Son tan bonitos
Tan dormiditos
Tan embusteros!
Preciosurita
Deslumbradora
Como la aurora
Que anuncia al dia,
No me estermines
Con la indolencia
De tu inclemencia,
Vidita mia!
Tú sabes cuánto
Jimo i suspiro,
Peno i deliro
Por merecerte;
Que, de adorarte
Constante i firme,
Podrá impedirme
Solo la muerte!
Ya ves, perlita,
dulce lindura
Que mi ventura
Pende de tí……
¿Te abro mis brazos
Por un ratito,
Corazoncito?
¡Ven, pues, a mí!

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EL CRIMEN

  Hecho ya su primer tete,
con la perfidia de un gato,
el Tucho el mal arremete
con furia de mentecato.

  El domingo diez de mayo
del año cuarenta y siete,
San Felipe se somete
en religioso desmayo
al culto y la devoción;
mientras tañe la campana
de la Iglesia, con sus preces
de bronce, los feligreses
concurren esa mañana
a alzar a Dios su oración.
  Frente al ara consagrada
hay un contrito creyente
que cuitado y reverente,
con fulgor en la mirada,
practica su devoción,
que lo llevó allí el destino
como un augurio implacable.
¡Oración de fé insondable
en el final del camino;
y esa fué su extrema unción!
  A las puertas del convento,
en acechanza de fiera,
estaba el Tucho Caldera
con sádico pensamiento
de dar el golpe fatal
a su confiado mandante;
que sale tranquilamente
muy devoto y muy creyente
por la puerta principal.
  Ambos hombres se encontraron
y al instante discutieron,
y mil cosas se dijeron,
y mil frases barajaron
que la cuestión enconó.
Mas luego se encaminaron
hacia la tienda de Amar,
discutiendo sin cesar,
y allí los dos se encerraron
y allí el crimen estalló.
  Luego Caldera sacó
de su cartera un papel
y con tono duro y cruel
al turco lo presentó
diciendo: —Lo mando yo:
Fírmeme este documento
y no estorbe mi camino,
que aquí soy el hombre fuerte
Esta es tu vida o tu muerte.
Elige, pues, tu destino!
que descubre su vileza,
  Pero vinieron los ratis
y le aguaron el pastel,
que se lo comieron gratis
y lo tragaron a él.
En la casa se volvió
un leguleyo sin fin;
y tres años discutió,
y tres años apeló
sacando el cuerpo al violín.
  Ha terminado aquí ya la defensa
la sentencia cayó inapelable
y la voz de la ley mexorable
coyó sobre Caldera, dura, tensa.
Y ahora sólo que clemencia espere,
que ahora mandan las leyes del Talión:
“El que a hierro mata, a hierro muere”
y los fusileros le darán la absolución.
  Protesta Amar ante el pillo
pero el golpe de un martillo
le perfora la cabeza…

       ————

y lo manda hacia Cantón…
Saltan los sesos a un lado,
sale sangre a borbotones
y detrás de unos cajones
Amar cae desplomado
y… termina la función.

  Es demás son cosas dichas:
Destrozó al muerto primero
como un hábil carnicero,
y creo lo hace salchichas
si el tiempo le da ocasión.
Luego, con calma serena
y sin espíritu humano
lo va a enterrar en lejano
solar, sin la menor pena,
ni la menor impresión.

  El crimen ya estaba hecho
y además ¿quién lo sabría?
De la pesca se reía
y al juez se lo hechaba al pecho
con toda su acción legal.
Su hija, viuda del mandante
Amar, desaparecido,
con su derecho adquirido
heredaba del marido
un cuantioso capital.

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EL TUCHO PLANEA SU ESPANTOSO
CRIMEN

  Señores, está temblando
de indignación mi alma entera
al recordar el nefando
crimen del Tucho Caldera!

  Los hechos, según lo sé,
pasaron de esta manera,
por la ambición torpe y fiera
que luego demostraré:
En San Felipe vivian

dos hombres considerados
como buenos camaradas.
que juntos en sus jornadas
trabajaban enlazados
en los negocios que hacían.

  Era el uno tinterillo
y el otro era un buen tendero,
un “bobre turco” parlero
que con acento sencillo
vendió el “beine” y el cepillo,
la “beineta” y el jabón;
y con cuya profesión
logró juntar mucha plata.
(que al Tucho lo enloquecía
y lo hizo meter la pata).

  La cuestión la meditó
el Tucho, profundamente,
para hallar lo conveniente
para hacer lo que pensó
y atraparse del dinero
de su mandante legal,
para hacerse un caballero
con ajeno capital,
iluminada su mente
por los designios del mal.

  Fraguó su plan, solitario,
e impulsado por Luzbel,
desarrollo su papel
en el plan más sanguinario
que su mente concertó,
A su hija casadera
por frande la hizo casar
con el pobre turco Amar,
sin que éste lo supiera…
y a un notario sobornó.

Imp. CAUPOLICAN.—M. Rodriguez 1044

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EL ESCLAVO (8)

       I

  Toda mi vida
Sacando estuve
Piedras preciosas,
Del verde mar
Pero las perlas
I los corales
Solo en tu boca
Los vine a hallar.

       II

  Los azabaches
De esos tus ojos,
¡Ai! se parecen
A mi color!…
Ellos me matan…
I tu tez blanca
Es la mortaja
De mi pasion.

       III

  Yo soi esclavo
I estoi contento
Sin mas amparo
Que un crueldad!…
Si tú me azotas,
Si tú eres mi ama,
¿Para que quiero
La libertad?

       IV

  Tú eres la nieve
De esa mortaña
Color de rosa
Del mes de Abril…
Yo ese astro ardiente
Qué triste muere…
¡I tú no tienes
Piedad de mi!

       V

  En el trabajo
O en los peligros,
Solo en ti pienso
Mi dulce bien…
Todas las noches
Sueño contigo
¡I tú me pagas
Con el desden!

       VI

  Ai! tú no sabes
Cual es la lucha
Que siento dentro
Del corazon…
Quiero olvidarte,
Pero no puedo
¡Dame la muerte
Por compasión!

Nota del autor
(8) Estos versos no habian sido publicados el Santiago. Lo fueron una vez en Pisagua, en 1887, en el periódico titulado “El Salitrero!.

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HIMNO A REYES (7)

       CORO

  ¡VIVA DON VICENTE REYES!
¡VIVA NUESTRA LIBERTAD!
¡VIVA EL VALIENTE ADALID!
¡DE LA ALIANZA LIBERAL!
YA NO SEREMOS ESCLAVOS
DEL BANDO CONSERVADOR!…
SE SALVARÁN NUESTRAS LEYES
TAMBIEN LA CONSTITUCION

       ESTROFAS

       I

  El honor, la virtud, la pureza,
La honradez, la justicia, el valor,
En su pecho de altiva entereza,
Tendrán siempre el mas leal defensor
     El, sin odio ni venganza
     Nuestra patria rejirá;
     El iris de la bonanza
     En el cielo luce ya.

       II

  El rencor de esa lucha de hermanos
Que cinco años al pueblo azotó
Sabrá Reyes ahogar con sus manos.
Dándonos paz, justicia i union.
     De Balmaceda el ejemplo.
     Un deber se hará en seguir,
     Reconstruyendo su templo
     Que es la instruccion del pais.

       III

  El comercio, las letras, las artes,
El trabajo la industria i el bien
Hoi con Reyes i por todas partes
Vuelven de nuevo a resplandecer.
     La ignorancia, el fanatismo
     No deben jamas surjir:
     ¡O triunfa el LIBERALISMO,
     O TENDREMOS QUE MORIR!

Nota del autor
(7) El “Himno a Reyes” es de reciente data para entrar en muchas esplicaciones. Solo diremos que se hizo un tiraje de 10,000 ejemplares.

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Himno al proscrito (6)

       CORO

  ¡CANTEMOS AL PROSCRITO,
CANTEMOS NUESTRA IDEA
PORQUE VICUÑA SEA
LA LUZ, LA LIBERTAD!
ALCEMOS LA BANDERA
QUE AYER CAYÓ ABATIDA…
LA PATRIA TAN QUERIDA
ASÍ SE SALVARÁ!

       I

¡Vuelve a Chile de tu largo ostra-
       [cismo]
Hoi, Vicuña, todo el pueblo te aclama
I el chileno mas invicto te llama,
Por tu virtud, tu lealtad i tu valor!

       II

  Las montañas ya se visten de rosa;
Ya se cubren nuestros campos de flores,
I la bandera de de bellos colores
Flamea airosa a tu arribo feliz.

       III

  [S]olo siente el corazon alegría,
Porque cesan con tu vuelta las penas..
Ya no habrán grillos ni duras cadenas
Ni mordazas para ahogar nuestra voz!

       IV

  Tu, Vicuña, eres la sola esperanza
Que a nosotros, a los leales, nos queda:
Despues del Mártir, del gran Balma-
       [ceda.]
Tú a nuestra patria la debes rejir!

Nota del autor
(6) Este himno lo declamó el autor ante la enorme concurrencia que llenaba por completo la alameda de Santiago a la llegada en triunfo de don CLAUDIO VICUÑA, que venia del destierro i fué cantado a gran orquesta tres veces consecutivas en el banquete que los liberales democráticos dieron al señor Vicuña en el cerro de Santa Lucía.

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LA PRISION DE BRISEÑO (4)

       I

  ¡No es ladron, no es asesino
Al que llevan engrilado…
Es un valiente soldado,
Que a su patria glorias dió;
I en su altiva frente brila
Esa aureola de los LEALES,
De esos heroes inmortales,
Orgullo de la Nacion!

       II

  Con su sangre jenerosa!
Regó la tierra peruana
I en pago, talvez mañana
La vida le quitarán…
¡Que hoi la infame tirania,
Para afianzar su dominio,
Hace guerra de esterminio
Al pueblo i su libertad

       III

  ¡Aún se perciben los ¡VIVAS!
Los ¡HURRAS! atronadores
Cuando, cubierto de flores,
Por entre arcos se paseó,
Luciendo en su noble pecho,
Las dos hermosas medallas,
Que entre balas i metrallas
Con su espada conquistó!

       IV
  ¡Acuérdate, patria ingrata.
que un dia fuiste ultrajada
I a cruenta guerra arrastrada
Por Bolivia i el Perú……
Acuérdate que Briseño
Hizo triunfar tu estandarte……
¡I al que ayer corrió a salvarte,
Fusilarte quieres tú!…

       V

  ¡No consientas noble pueblo,
Que los CONSTITUCIONALES
Convertidos en chacales
Logren su sangre beber!
La vida de un inocente
No está a merced de bandidos;
Ni de jueces corrompidos
Sin Dios, justicia ni lei!

       VI

  ¡Un ridículo escarmiento
Quieren hacer los tiranos
Poniendo sus torpes manos
Sobre este leal adalid…
Que no tiene otro delito
Que haber sido consecuente
Con el Mártir Presidente,
Redentor de mi pais!

       VII

  Si esas glorias fenecieron,
Pues ya ni el recuerdo queda,
La causa de Balmaceda,
Nunca! jamas morirà!
De noche i dia su imájen.
Como la estrella de oriente,
Como el sol resplandesciente.
En el pecho vivirá!

       VIII

  La bandera de los leales
Ha vuelto a caer plegada…mi gradez
Pero, será levantada
En mas propicia ocasion.
Para entónces emplazamos
A los espias traidores,
A los viles delatores
I al PIRATA inquisider.

       IX

  Lo que hoi ¡oh patria! nos rije,
No es gobierno… ¡es DICTADURA!
Para mayor desventura
Es esta inquisitoria!
Del preso balmacedista
¿Sabes cuál es su alimento?
¡El azote i el tormento,
Que diariamente le dan!

       X

  ¡SI EL TRISTE SON DE MI LIRA
LLEGA BRISEÑO A TU OIDO,
COMO UN LEJANO JEMIDO
DE ESTE EL MAS LEAL CORAZON
PIENSA QUE SOLO EL DESEO
TE LIBRES DE ESAS CADENAS
I QUE MITIGUEN TUS PENAS
LAS NOTAS DE MI CANCION!

Nota del autor

 (4) Cuando todo el pueblo pidió la vida de don Domingo Briseño, como así mismo las repúblicas del Uruguai,  Arjentina, etc. i las sociedades de toda especie i tambien los distintos partidos políticos en Santiago, resistiéndose a estas solicitudes el Gobierno, escribió entonces JUSTO MIRALES esta cancion, estando a su vez él perseguido  i oculto en vísperas del ya resuelto fusilamiento de Briseño, acusado de haber dado muerte a un guardian en la Plaza de Armas el 8 de Abril de 1893. Estos versos fueron leidos a Briseño en su mismo calabozo en vísperas de ser fusilado, lo que por suerte no sucedió. Hasta hoi no habian sido publicados.

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VELASQUEZ PRISIONERO (3)

       I

  ¡Sufre, sufre corazon
sin quejarte de tus penas…
Que algun dia esas cadenas
Para siempre romperás!
No se avienen los chilenos,
Al vil yugo i servilismo…
No se presta el patriotismo
A un tirano soportar!

       II

  Aquellos soldados leales,
que a dos naciones vencieron,
I que a su patria le dieron
Riquezas, gloria i poder.
En manos de sus verdugos
Yacen hoi encarcelados…
¡Que así pagan los malvados
a los que han servido bien!

       III

  La venganza del marino
No se sacia todavia
Apurando la agonia
De su víctima infeliz…
¡Ved al herioco VELASQUEZ
Sobre el Huáscar prisionero
I ese mar, su compañero,
Que a sus piés se oye jemir!

       IV

  De la guerra del Perú
En las célebres campañas.
Testigo de sus hazañas
Fué ese baque singular…
¡La tumba de Prat i Thompson
Hoi en cárcel convertida!…
Donde peligra la vida
Del glorioso jeneral.

       V
  Seguid, seguid opresores
Vuestra tarea inhumana,
Sin pensar en el mañana
Que del vencido ha de ser
¡Aun soñais con el saqueo
El incendio i la matanza…
Mas, nos quedaba la esperanza
De que un dia caereis!

Nota del autor
(3) El hermoso cuadro a siete colores que representa el benemérito jeneral Velasquez, de pie sobre la cubierta del Huáscar, cuando estuvo prisionero por los sucesos políticos de 1891, es bien conocido i al pie del cual van insertos losmversos de esta cancion.

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HIMNO DE IQUIQUE (1)

       CORO
¡Gloria a Prat, gloria a Riquelme,
Gloria a Aldea i a Serrano;
Gloria a todos los marinos
Que inmoló el cañon peruano!

       ESTROFAS

       I

  Allá vienen los blindados
De la enemiga nacion…….
Marineros i soldados
A los armas! al cañon!
Entre el humo del combate,
Silba el plomo destructor
Cada uno está en su puesto
Defendiendo el pabellon!
       Ese Huáscar
       ¡Tan cobarde!
       Hace alarde
       De furor
       La Esmeralda
       Se va hundiendo……
       I no cesa
       Su espolon!

       II

  Prat, radiante de coraje,
Grita en medio de la lid
Muchachos al abordaje!
A pelear hasta morir!
Serrano i el bravo Aldea,
Con él saltan a reñir
I al pie de la torre fiera
Todos van al sucumbir
       al hundirse
       La Esmeralda.
       Un ¡adios!
       Se deja oir……
       ¡Es Riquelme,
       Que dispara
       El postrero
       Proyectil!

       III

  Con su bandera querida
Se hundió el chileno en el mar;
Esa sangre allí vertida
Clamando venganza está,
La goleta Covadonga
i su diestro capitan
Al blindado Independencia,
Lo obligaron a encallar.
       ¡Oh chilenos!
       Nunca nunca,
       En las lides
       os rindais
       ¡O triunfemos
       Como CONDELL,
       O muramos
       Como PRAT!

Nota del autor:
(1) Este himno lo compuso su autor en Pisagua, i fué cantado por primera vez el 21 de Mayo de 1887, por las escuelas públicas de dicho puerto, y en Santiago tocado i cantado por todas las bandas militares i todas las escuelas públicas al pié de la estatua de San Martin i tambien en los teatros, el 21 de Mayo de 1890. El año pasado fue otra vez tocado por todas las bandas al pié de la misma estatua i cantado en uno de los teatros de la capital.

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