Hoi sábado, diezinueve
De este mes que va corriendo,
En el patibulo horrendo
Paga su crímen aleve
El quinteto mas tremendo
Nieves, Romero, Miranda
I los hermanos Cofré
Formaban en una banda
Para hacer aquello que
El Diablo, i no Dios, nos manda.
Aquella banda, sangrienta
Más que el tigre i el chacal,
Allá en San Juan del Peral
De un buen señor dieron cuenta
A revólver i puñal
Con sus hijos i su esposa
Venía para Santiago
Dicho señor, i reposa,
Sin temer un golpe aciago,
En esa hacienda preciosa.
El tal señor se apellida
Don José Miguel Velasco,
A quien jente forajida
Le arrancó, infame, la vida
En un crímen que causa asco.
El diezisiete de Junio
Aquellos cinco malvados,
Por la sed de oro cegados,
Dejan en el infortunio
A huérfanos desgraciados.
Poco después de las siete
De la noche, el caballero
Se recrea en un retrete
Con sus hijos, placentero,
I sin que nada lo inquiete.
Mas, luego escucha un rumor;
La puerta abre, sale afuera,
Pero, al salir, ¡oh, dolor!
Sólo la muerte lo espera
I un crímen que inspira horror
Pues la criminal pandilla
A quema-ropa le lanza
Un balazo en la mejilla,
Que al punto en tierra lo humilla,
De vida sin esperanza.
A quema-ropa le lanza
Un balazo en la mejilla,
Que al punto en tierra lo humilla,
De vida sin esperanza.
Sobre el cadáver se arrojan
Aquellos fieros bandidos,
Cual tigres enfurecidos
I con ánsia lo despojan
De su dinero i vestidos.
I ¿cuál su furor seria
Que, al ver yerta e inanimada
A su victima, a porfía
Hacen mas desesperada
Su postrimera agonía?
Pues conociendo que está
De vida aún con un soplos
Cada uno un golpe le da
Con la arma sin balas ya,
Con el puñal o el escoplo.
La cuñada i la mujer
Del jefe de la familia,
Su desgracia al conocer,
Aunque nadie las auxilia,
Locas, echan a correr.
Al huir, coje en sus brazos
La madre, que jime i llora,
A sus hijos, que ella adora
I que ya vé hechos pedazos
Por la turba asoladora.
Aunque la madre, llorando,
A sus plantas se arrodilla,
Piedad, favor demandando,
Ejecuta la pandilla
Otro crímen mas nefando.
Esa madre atribulada,
Por las fieras perseguida,
Quienes no respetan nada,
Si queda por fin con vida,
En cambio, queda ultrajada.
Con las uñas, con los dientes
Despojan su fácil presa,
Blasfemos i maldicientes,
Pues ver en ella les pesa
Los anillos i pendientes.
Otros siguen a su hermana,
Que escapa con dos niñitas;
Pero la turba inhumana
Hace cosas inauditas
Con esa jóven lozana.
Que escapa con dos niñitas;
Pero la turba inhumana
Hace cosas inauditas
Con esa jóven lozana.
I, cometido ese crimen,
Van a saciar su deseo,
Entregándose al saqueo
En medió de lós que jimen
I en diabólico voceo.
A esta escena de terror
Llegaron con pié lijero
De la vietimaél llavero
I a mas su administrador,
Cayendo su hijo el primero.
Una hora i media mas tarde,
Esto es, cerca de las nueve
La turba sus reales mueve,
I se aleja haciendo alarde
De ese crímen tan aleveses
La nodriza, que escapó
Oculta bajo una cama,
De su escondite salió,
I a desatar corrió a su ama
Que sin sentido quedó.
Con el semblante lloroso
I el corazón dolorido,
Vuela al lado de su esposo,
I ¡oh, espectáculo horroroso!
¡Halla muerto a su marido!
…………………………………
Mas, la Justicia Divina,
Que sabiamente se hermana
Hoi con la justicia humana,
Al patíbulo destina
A esa odiosa caravana.
Hoi se hizo su ejecucion
Por aquel crímen tan fiero
I en merecida espiacion,
Logrando sólo el perdon
El reo Ramon Romero.
Todo un pueblo fué testigo
De las cuatro ejecuciones.
Por fin, a ese pueblo digo
Que saque buenas lecciones
De tan tremendo castigo!
VENTURA ESPINOSA.
Santiago, Noviembre 19 de 1892
VENTURA ESPINOSA.
Santiago, Noviembre 19 de 1892
Nota: por error de impresión, al final del impreso se repiten las últimas líneas en cada columna.
Consideramos que el nombre “Ventura Espinosa” es un pseudónimo, no el nombre y apellido del autor.
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