LAS TRES HORAS
DE AGONIA A LO DIVINO

  Tres horas en el madero
Jesucristo agonizó,
El dia del viernes santo
Mártir en la cruz murió.

  Apresurados llegaron
Al calvario los sayones.
Las piernas de dos ladrones
Vilmente se las quebraron,
I el cuerpo de Dios bajaron
En aquel momento fiero,
En estado lastimero
Ya pálido i sin colores,
Soportó crueles dolores
Tres horas en el madero

  Una profunda lanzada
Diéronle al inmaculado,
En el derecho costado
Vertió la sangre sagrada;
La Virjen su madre amada
Al verlo se desmayó,
I amargamente lloró
De sentimiento, es decir,
I para poder morir
Jesucristo agonizó.

  Maria Cleofas estaba
I Magdalena tambien,
Discípulas como ven
Del Señor, donde se hallaba,
Con humildad las miraba
Al verlas que lloran tanto
Se cubrió de un negro manto
El esclarecido cielo,
Se rasgó en el templo el velo
El dia del viernes santo.

  Los astros del firmamento
Su luz brillantea pagaron
I los cristianos lloraron
De pena i de sentimiento.
I con tal sacudimiento
El Orbe se estremeció,
Toda la tierra tembló
Causando al jentil terror
I nuestro amado Señor
Mártir en la cruz murió.

  Por último, le enterraron
El cuerpo de Dios sagrado
I habiendo resucitado
De gloria himno le cantaron.
Su nombre glorificaron
Con armoniosos conciertos
I los cristianos cubiertos
De gozo i suma alegria
Cuando en el tercero dia
Resucitó entre los muertos.

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LO QUE PADECIÓ EL HIJO
PRÓDIGO

  El hijo Pródigo soi,
Le dijo a su padre amado
Tiempo a que estaba perdido
Ahora vengo a tu lado.

  Siendo mui jóven salió
De su casa con paciencia
Llevando toda la herencia
Que a su padre le pidió.
A otro pais marcho
Diciendo contento voi
Y mas si mas tarde estoi
Padeciendo sin un cobre
Dijo viéndose tan pobre
El Hijo Pródigo soi.

  Comenzó asi a padecer
Hambre con necesidad
Con tan gran calamidad
No se hallaba qué hacer
Y sin poder contener
La angustia el desgraciado,
Habienda reflexionado
La pena él entre si
Pequé contra el cielo y tí
Le dijo a su padre amado.

  Malbarató su caudal
En tabernas disolutas,
Con mujeres prostitutas
Concluyó su capital.
Hizo su viaje cabal
A su pais decidido
Muerto estaba y ha vivido
Perdido y ha sido hallado
Dijo el padre a sus criados
Tiempo ha que estaba perdido.

  En tierra de un morador
Cuidó cerdos con esfuerzo,
Bellotas era su almuerzo
Del infeliz pecador.
Comenzó a sufrir rigor
En tan miserable estado:
Solo y desamparado
Y lleno de gran tormento
Para que me deis sustento
Ahora vengo a tu lado.

  El padre mui orevenido
Le hizo grandes conciertos
Con los dos brazos abiertos
Recibió a su hijo querido.
Un mui precioso vestido
Y calzado le trajeron.
Un anillo le pusieron
En la mano como ven
Para celebrarlo bien
Un gran banquete le hicieron.

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VERSOS
POR EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN

  La gloria es un gran portento
Reino glorioso inmortal
Donde a Dios se está alabando
Dia a dia sin cesar.

  En esa bella mansion
Nueve coros hermosísimos
Con cánticos preciosísimos
Hacen su celebracion.
Veinticuatro ancianos son
Los que con mucho contento
Han colocado su asiento
En torno del creador,
I por su bello esplendor
La gloria es un gran portento.

  Cuatro fieras, pues están
Con su aspecto ferosísimo
Glorificando al Altísimo
Hincadas con mucho afan.
El digno escritor San Juan,
Con su pluma anjelical
Da la reseña cabal
De Dios i su gran poder,
I yo te quisiera ver
Reino glorioso inmortal.

  Un órgano mui precioso
Con su dulce melodía
Armoniza dia a dia,
Aquel reinado glorioso,
El muro es de oro hermoso,
Donde el jaspe está brillando,
El sáfiro va formando
Una bella preciosura,
Porque todo es hermosura
Donde a Dios se está alabando.

  Doce puertas esmaltadas
De oro tambien se ven
En esa Jerusalen
La virjen es alabada,
La Divinidad ensalsada
Está por lo natural,
La gran corte celestia!
Pasa reverentemente
Cantando al Omniponte
Dia a dia sin cesar.

  Al fin el blanco cordero
Sin mancha se ve en la gloria,
San Juan le dice en su historia,
Como escritor verdadero
En el cielo yo asevero,
Que debe encontrarse el gozo
El reinado es mui dichoso
I la gloria es un portento,
Porque todo es un contento
Donde habita el poderoso.

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Muerte del rei Herodes
TRIUNFO DEL NUEVO REI ARQUELAO

  El nuevo rei Arquelao
  En triunfo se recibió
  Porque libertó a los presos
  Que su padre sentenció.

  Luego que Herodes murió,
El principe sucesor
Con toda pompa i honor
De oro un lecho formó,
El cadáver colocó
Con púrpuras adornado;
La dignidad del Estado
Fué a enterrarlo con desencia
Gastando toda opulencia
El nuevo rei Arquelao.

  Despues que ya lo enterraron
Volviéronse en el momento,
I tomando el testamento
Al hipódromo marcharon;
Cuando aquel sitio llegaron
Un buen viva resonó
I Heptolamo leyó
El gran testo del finado,
I el nuevo rei proclamado
En triunfo se recibió.

  En seguida la sentencia
Se leyó a los prisioneros,
Un grito mui lastimero
Exhaló la concurrencia;
El principe con clemencia
Se mostró en este suceso:
Libre sois, hijos, por eso
Dijo con gusto Arquelao,
I de nuevo fué proclamado
Porque libertó a los presos.

  El pergamino al momento
Lo tomó aquel soberano,
I teniéndolo en sus manos
Lo hizo tiras contento,
Echándolo por el viento;
La multitud lo aclamó,
La jente lo acompañó
A su palacio adoptivo
I él dió libre a los cautivos
Que su padre sentenció.

  El rei nuevo al fin mandó
Emisario soberano
A donde el César romano
Que en su gobierno aprobó;
El herodiano empezó
A reinar regocijado;
De primera fué estimado,
Pero pronto desmintió
La sangre que circuló
Por las venas de Arquelao.

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Verso bíblico
POR SALOMON

  Igual como Salomon
No hubo en todo Israel,
Tan grande pues llegó a ser
Que produjo admiracion.

  Cuando empezó su reinado
Dios mismo en sueño le habló
I su poder le ofreció
Aquel siervo tan amado.
El Rei pide al increado
Talento e ilustracion;
Dios oyendo su oracion
Talento i riquezas dió
Tanto que otro no se halló
Igual como Salomon.

  Mui contento Salomon
Con lo que el Señor le dió,
Una casa le ofreció
Destinada a la oracion;
I el oro de la nacion
Lo hizo pues recojer
Para comenzar a hacer
La obra del Poderoso
I otro templo mas precioso
No hubo en todo Israel.

  Despues Hiran le escribió
Con palabra mui sincera,
Le pide aquel rei madera
Para el templo que empezó.
Hiran se las concedió
Por vivir en paz con él,
I la obra con placer
En el acto comenzaron,
En cierto año la acabaron
Tan grande pues llegó a ser.

  Ciento cincuenta i tres mil
En la obra trabajaron,
I en ella se demoraron
Cierto tiempo sin sentir.
Con puro oro es decir
Adornan la construccion;
Aquel templo de oracion
Fué ofrecido al Poderoso
Porque quedó tan hermoso
Que produjo admiracion.

  Por fin, el rei Salomon
En el templo se esmeró,
Tanto que no se sintió
Un ruido en su construccion.
El oro de la nacion
Casi todo fué invertido
En aquel templo lucido
Que el monarca trabajó,
El cual cuando concluyó
Al Eterno es ofrecido.

       JUAN BAUTISTA PERALTA.—Calle Huemul 34.

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Los lamentos de María

  ¡Ai triste de mí qué haré!
Ya se fué mi dueño amado.
A mi precioso adorado,
¿A dónde lo buscaré?

  Luego que Jesus murió
A los tres reos bajaron
I los huesos les quebraron,
María todo lo vió;
La Madre se desmayó
Al ver su hijo diré
Enclavado de los piés;
Con amargura crecida
Llorando a todos decia:
¡Ai! triste de mí qué haré!

  Desecho ya el corazon
María tiene de pena
I solo la Magdalena
La acompaña en su afliccion.
Los otros testigos son
Del dolor que ella ha pasado
Mil veces se ha desmayado
Aferrada de la cruz,
Diciendo al ver a Jesus
Ya se fué mi dueño amado.

  Ella ha presenciado el cielo
Cuando su hijo murió,
Que de luto se vistió
Para mayor desconsuelo.
Ademas ha visto el velo
Del templo que se ha rasgado;
Ve al sol que amoratado
Pálidamente ha salido,
I ella esclama ¡ai si han sentido
A mi precioso adorado!

  Cuando todo contempló,
Una espada de pasion
Le atravesó el corazon
Porque a su hijo no vió.
¿Qué es de mi alma? gritó
En el sepulcro despues;
Le han sepultado qué haré,
Gritaba mas aflijida,
Ya se fué mi alma querida
¿A dónde le buscaré?

  Por fin, Juan el mas querido
Apóstol de Jesucristo,
Resignado i mas provisto
A Maria ha recojido;
Con el deber ha cumplido
Que Jesus le encomendó.
Magdalena acompañó
A María en su amargura,
Porque aquella Vírjen pura
Triste en el mundo quedó.

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La crucifixion
DE JESUCRISTO

  Jesús, el Dios inocente,
Al Calvario era llevado,
Donde fué crucificado
Por el pueblo ciegamente

  Despues de ser sentenciado
Por Pilato el juez romano,
Jesus el Dios Soberano
Al Gólgota fué llevado;
Escupido i maltratado
Es el Cordero paciente
Por aquella torpe jente
Que su muerte pide a grito,
Sin tener ningún delito
Jesús el Dios inocente.

  María con triste pena
Por ver al Hijo divino
Salió, pues, aquel camino
Con María Magdalena;
Oh cuán dolorosa escena
Esa Madre ha presenciado.
A su Hijo ensangrentado
Lo encuentra en esos momentos,
Que en medio de mil tormentos
Al Calvario era llevado.

  La Madre desconsolada
Cae en brazos de Jesus
Quiere quitarle la cruz,
Pero lejo es arrojada.
Juan al verle desmayada
Léjos de allí le ha llevado,
Miéntras que a su Hijo amado
La jente lo maltrataba;
Hasta que por fin llegaba
Donde fué crucificado.

  Cuando el martillo sintió
La Vírjen, dando un jemido.
En estado amortecido
En brazos de Juan cayó
Luego despues que volvió
Corrió apresuradamente
Al ver su Hijo inocente
Que se encontraba enclavado,
Siendo escupido i burlado
Por el pueblo ciegamente

  Por fin, en esa agonía
Cristo a la Madre miró,
I a Juan pues se la entregó
Como Madre en ese dia;
I a María le decia
Hé ahí tu hijo amado.
Despues que ya hubo hablado
Palabras de gran consuelo,
Se encomendo al Dios del cielo
I murió Jesus amado.

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La entrega de Jesus

  Voi con gran moderacion
A narrar con sentimiento
Lo que dice el Testamento
Respecto de la pasion.

  En casa de Elí estaba
Jesus con su apostolado,
Cuando Judas el malvado
De todos se separaba;
I al Sanedrin se marchaba
A cumplir con su mision.
Al llegar, pues, en sesion
Los judíos encontró;
I a contar lo que pasó
Voi con gran moderacion.

  Al saber el tribunal
Que Judas, el apóstol infiel
Al Maestro iba a vender,
Pronto le hizo entrar.
Allí el traidor infernal
Les propuso en el momento
Que a su Maestro contento
Por dinero lo entregaba;
I voi presto lo que hablaba
A narrar con sentimiento.

  El trato quedó cerrado:
Judas pronto se volvió
I en el Cenáculo halló
A Cristo el Maestro amado.
Despues que hubo llegado
Tomó allí presto un asiento;
Jesús, pues, le mira atento
Porque su culpa comprende,
I al mirarlo lo reprende
Según dice el Testamento.

Jesus luego suspiró,
I con su voz melodiosa
De la venta dolorosa
A todos les advirtió.
Un murmullo se escuchó
En aquella reunion,
Al saber, pues, la traicion
De Judas su compañero;
I este es el dato primero
Respecto de la pasion.

  Judas al fin se retiró
I adonde Anás se encamina,
Aquella noche divina
Cuando al Maestro vendió.
Allí, pues, se le entregó
El dinero a aquel pirata
Que con alma tan ingrata
Al mismo Cristo vendia.
Entregándolo ese dia
Por treinta siclos de plata.

18,548.—IMP. CERV.

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Versos
POR EL VIEJO TESTAMENTO

  Matatías el valiente,
Ese heródico varon
Murió por la relijion
Con un valor imponente.

  Un dia que penetró
Este prohombre en un templo,
De ver allí el mal ejemplo
A un judio mató;
Al oficial derribó,
Del rei, que estaba presente,
I el altar, precisamente,
A espada lo echó por tierra;
I lanzó el grito de guerra
Matatías el valiente.

  Al galisin se encamina,
Allí sus tiendas alzó
I sus parciales llamó
Con la mayor disciplina;
Por una causa divina
Forma aquella evolucion.
Un sábado este leon
Se bate con los tiranos
I muere entre los cristianos
Ese heródico varon.

  Júdas, su hijo, empezó
En seguida la batalla
I en la lid no se desmaya
I a los sirios derrotó;
A Polonio resistió
Con Nicanor la invasion;
Gorjia a su direccion
Acudia a Tolomeo,
I Júdas el Macabeo
Murió por la relijion.

  Sus hermanos con valor
La batalla continuaron
I las fuerzas derrocaron
Del mismo Antioco Upator;
Juan i Simon con furor
Ponen su pecho de frente;
Jonatás el mas valiente
Con Eleazar, pues, murieron;
Pero todos combatieron
Con un valor imponente.

  Por fin, los seis guerrilleros
Combatian sin cesar,
I en la batalla campal
Dan prueba de sus aceros;
Los ateos siendo fieros
El campo han abandonado;
Matatías ha logrado
Poco ántes de morir
Con sus hijos sacudir
El yugo de aquel reinado.

       JUAN BAUTISTA PERALTA—Se venden los versos en la calle Huemul, 864.

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VERSOS POR EL CISNE DE
GALILEA

  Bonergues el gran cantor,
El famoso cancionero,
A María Magdalena
Le cantaba con esmero.

  Nieto de Heródes, el cruel,
Fué el cisne de Galilea,
I en toda la tierra hebrea
De gran fama llegó a ser,
Enoes su madre fiel
Le cuidó con mucho amor,
Por su canto halagador,
Fué estimado de manera,
I hijo de Antipatros era
Bonergues el gran cantor.

  El hijo del trueno andaba,
Los atrivos dia a dia,
Haciendo oir su armonia
Con la lira que tocaba,
Magdalena un dia estaba
En su festin verdadero
I al dicho cantor lijero
Mandó buscar con placer,
Tan solo por conocer
El famoso cancionero.

  Cuando el poeta llegó
Al castillo con su lira
La preciosa dama mira
I de ella se prendó,
Luego despues le cantó,
Una canción mui amena
Con su vos linda i serena,
Continúa aquel amante
Porque le agrada bastante
A María Magdalena.

  Despues noche a noche estaba
En el castillo el cantor
I a la dama con amor
Sin descansar le cantaba,
Ella le recompensaba
De modo bien lisonjero,
Permitiendo al cancionero
Que diera un beso en su frente,
I él en cambio alegremente
Le cantaba con esmero.

  Por fin un dia llegó
Que la dama con razon
Por su vida una cancion
A su querido encargó
Despues que se la cantó,
Le da gracias al cantor
I otra noche con amor
Vuelve como acostumbrado
Pero entonce es despreciado
Por la dama ¡ai! que dolor.

       JUAN B. PERALTA.

Imp. Albion San Diego 45-B

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