El Señor a Júdas.

    El interes te llevó
Al trono de otro querer,
Anda i quedate con el
Que para mi se acabo.

    Del Senáculo se fué
Aquel Judas Iscariote,
No quiso ser sacerdote
El discipulo sin fé,
Entró en el Concilio qué,
Ese dia lo aguardó,
Pero el Mesias habló:
Judas sin aborrecerme
Con dirección a venderme,
El interes te llevó.

    El miserable se trata
Diciendo lo iba a entregar;
Pero le habian de dar
Treinta monedas de plata,
Se estremecia el pirata
Vendo a su maestro a vender
Jesus que con su poder,
Dijo a ludas torpe creo,
Lo llevo su mal deseo
Al trono de otro querer.

    La noche que se fué a orar
Fueron de las Sinagogas,
Con cordeles i con sogas,
Para poderlo amarrar;
El que lo iba a señalar
A Malco que era el mas cruel
El Criador miraba aquel,
Le dijo vienes severo,
Si Anas te ha dado dinero,
Anda i quedate con él.

    Cristianos ya lo sabran
Cuando a Jesus lo amarraron
Los que allí lo acompañaron,
Fueron Pedro Jaime i Juan,
Con los otros ocho van:
Donde mi madre esplicó
Otro asunto que encargó
Mis doctrinas son sin dudas,
Diganle si ven a Judas,
Que para mi se acabó.

    Al fin siendo presentado
El increado al juez Anás,
Lo pasaron a Caifás
Del Concilio era burlado
Antes de ser azotado
Heròdes se lo pidió,
El Salvador respondió
Mi muerte será un misterio,
Por el temor a Tiverio
Pilatos lo sentenció.

Es propiedad de
                  Nicacio Garcia.
Imp. Moderna

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EL SEÑOR A ADAN

    Yo te empresté una camisa
Bien limpia y almidonada,
Cuando me la devolviste
Vino mugrienta y manchada

    Habiendo hecho Dios a Adán
Para hacerlo tomó cieno,
Del estero Damaceno
Y le dió un alma sabrán;
Diciendo no comerán
Del arbol que se divisa,
Señalando la hortalíza
La voz del Omnipotente,
Que dices desobediente
Yo le empresté una camisa

    Me pediste compañera
Y a Eva te presenté;
De tu cuerpo la saqué
Siendo la esposa primera;
Dispuse de la alta esfera
Darte una alma bautizada,
De mi órden privilijiada
En ese tiempo la única
Considera que fué túnica
Bien limpia y almidonada

    Cuidador te descuidaste
Con tu campaña potente,
Diciendo por la serpiente
Mi mandato quebrantaste;
Observé que te ocultaste
Entre higueras te escondiste,
La camisa que la hiciste
Se elevò me aclamò a mí,
Apénas la conocí
Cuando me la devolviste.

    Del cielo empirio te ví
Que estabas avergonzado
Y un ánjel mio irritado
Te dijo: a Jetsemaní,
La prenda que a ti te dí
La miré desfigurada
Llegò al cielo a la Morada
La reliquia de mi agrado,
Con la mancha del pecado
Vino mugrienta y manchada

    Al fin si Adán el primero
El mas aflijido fué,
Desobedeciendo que
Lo reprendió el verdadero,
Por no atender con esmero
Aquella joya eminente,
Pero el culpable inocente
Perdió gracias, perdió dones
Si Adán se vió en afliciones
Que serán sus descendientes.

Es propiedad de NICASIO GARCIA.

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LA OBRA DEL CREADOR

    Cimiento sobre cimiento
Sobre aquel cimiento un poste
Sobre aquel poste un molino
Sobre aquel molino un monte.

    Sabia celestial partida
Hizo el Autor sin segundo,
Despues de haber hecho el mundo
Hizo a Adán y le dió vida;
Práctica Santa y cumplida
Dándole un alma al momento,
El suelo sin varlovento
El increado le bendijo
Habieudo hecho al hombre dijo
Cimiento eobre cimiento.

    Compañera le pidiò
Para vivir en el mundo
Le mandó un sueño profundo
El Señor y le cumplió,
Despertó el huespad la viò;
No vasiló en su reboste,
En la faz para que coste
La mas divina esperanza
Imitó a su semejanza
Sobre aquel cimiento un poste

    Redondo el globo tambien
Hizo y tantos continentes
Para los seres vivientes
Hizo a Roma y a Belen;
Mas allá a Jerusalen
Y al paraiso que convino
Que siguiese otro camino
Maquinando el Soberano
Hizo por su propia mano
Sobre aquel poste un molino.

    Hizo el cielo firmamento
Y una multitud de estrellas,
Que por diferentes huellas
Viajan con mayor aumento
Con estraño movimiento
Buscan al pardo orizonte,
Maestria sin que apronte
Su ciencia divina Dios,
Hizo solo con su voz
Sobre aquel molino un monte.

    Al fin la obra misteriosa.
De tan completa fortuna,
Hizo el sol, hizo la luna
Con su mano mistertosa;
Vistosa y maravillosa
Del infinito poder,
Anibeló su entender
Tomando un puño de cieno
Lo que hizo en el Damaseno
Nadie lo ha podido hacer.

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LA PRINCEZA ARREPENTIDA

    Joven de negro vestido
Dime ¿quien se te murió?
Si el muerto ha sido tu espozo
No llores que aqui estoi yó

    Magdalena con deseo
Oyò la predicacion
De Jesus donde Simon
Por su raza fariseo,
Sin la gala del recreo
Y su corazón herido,
En ese mismo sentido
Dijo de lo alto una voz,
¿Qué necesitas de Dios
Jóven de negro vestido?

    A la segunda la persona
De nardo puro llevó
La mujer y derramó
Al Señor en la corona
Humilde el llanto lo entona
Y perdon a Dios pidió,
Jesús se compadeció
Constante la voz resuena
Magdalena, Magdalena
Dime ¿quién se le murio?

    Con tierno llanto lloró
la arrepentida a los piés,
Los regó una y otra vez
Y con el pelo enjugó;
Hincada alli los besó,
La jente oia el sollozo
Vociferaban en trozo
Y un eco le habló efectivo
Llanto y dolor es motivo
Si el muerto ha sido tu esposo.

    A la vista el ejemplar
Dijo: el Creador cierto digo
Aunque soi juez y castigo
Rei soi para perdonar;
Deja, deja de pecar
Le admitió y la consoló
Tomad mi cruz le encargó
Si faltares no hai disculpas
Si ante mi lloras tus culpas
No llores que aqui estoi yo.

    Al fin mi Rei y Señor
Al mundo lo redimiste,
Y al buen ladron absolviste
Siendo en las tribus terror;
Y yo que soi pecador
Os pido que en hora buena,
Alcanzar la gracia plena
Como Pedro fuè tu amigo.
Bien puedes hacer conmigo
Lo que con la Magdalena.

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PRINCIPIO DE CANTO

    Hago esta salutacion
Al principio de mi canto
Saludo a tedos los santos
De la celestial mansion.

    Saludo a san Marcelino
A san Arcadio y Mariano,
Saludo a san Priciliano
A Sótico y Ceferino
A santo Tomás de Aquino
Y al abad san Olidon,
Y al profeta Simeon
Saludo a la Virjen Madre
En el nombre de Dios Padre
Hago esta salutación

    Saludo a san Desiderio
A san Cecilio e Ignacio.
Y aquel màrtir san Damacio
A Valentin y Emeterio
Lo propio a san Eleuterio
Y a san Agustin entre tanto,
Y Jovino sin quebranto
Que murió martirizado,
Debia haverlo nombrado
Al pridcipio de mi canto.

    Saludo a san Antenor
Y a san Quintilio su hermano
Pascual Baílon y Damiano
A san Victor y Pastor,
Saludo al buen labrador
San Isidro sin los llantos,
Sus virtudes como encantos
Lo llevaron ala gloria,
Y yo por esa vicoria
Saludo a todos los santos.

    A san Pánfilo y Quintino
Saludo a San Salustiano,
Saludo a san Barsobiano
Saludo a san Tolentíno;
A Marcial y a Secundino
A Hilarien y Pantalion
Inocencio y Militon
Y al opostol san Matías,
Saludo las jerarquías
De la celesiial mansion.

    Al fin ánjel por razon
Saladaré a san Clemente,
Que escribió lo que hai presente
Con Andres y Filimon,
Saludo en mi corazon
Desde Pedro ya lo ven,
Saludo como lo creen
Que con el moyor agrado,
Saludo al apostolado
Que murió en Jerusalen

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UN MILAGRO

    Un milagro del Señor
Fué presenciado i lo vieron:
Con cinco panes, dos peces,
Cinco mil se abastecieron

    Habiendo así regresado
Los apóstoles de union,
De su primera mision
La Pascua habia llegado;
Contaron lo predicado.
Reposad, dijo el Autor,
Ven conmigo, os doi mi amor,
I en un barco se entraron:
Allí todos presenciaron
Un milagro del Señor.

    En el mar de Galilea
En un bajel navegaba,
Con el viento bamboleaba,
I la ola que serpentea
Con las velas juguetea.
En un desierto anduvieron,
Léjos de donde salieron.
Probanza del poderoso:
El milagro pertentoso
Fué presenciado i lo vieron.

    Jesus vió la muchedumbre
De jente que le siguió;
De todos se cendolió
Mirando la fé sin cnmbre,
Los discipulos vislumbre
No tuvieron varias veces.
Alimento si trajeses
La jente ha de menester:
Les dió el Creador de comer
Con cinco panes, dos peces.

    El Redentor preguntó
¿Cuántos panes hai de arreglo?
Sean de acá o del pueblo
Distribuyeran mandó;
El número que alcanzó
De todos los que comieron
En los libros escribieron
Los fervorosos cariños:
Sin contar mujeres, niños,
Cinco mil se abastecieron.

    Al fin, Jesus ordenó
Que a su voz obedecieran,
Los pedazos recojieran
De lo que allí les sobró;
Todo el pueblo se admiró
I para tierra marcharon,
En la mente lo sellaron
Fecha, año, mes e instante,
Se hartaron, i del sobrante
Doce cestos se llevaron

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LOS EVANJELISTAS

    El ajo picó en la col
I la col picó en el ajo,
Entre col i caracol
Entre col, caracol [i] ajo.

    De San Isidro se sabe
Que fué sembrador profundo,
Sembró lo que ofrece el mundo,
Fué de las simientes llave;
Por la Escritura esto cabe
Que en la primavera i sol
El luminoso arrebol
Trajo el agua a mayor prisa,
De modo que en la hortaliza
El ajo picó en la col.

    Los evanjelistas fueron
Otros cuatro sembradores,
Del Evanjelio doctores,
I su cosecha la vieron,
Las semillas que cayeron
Con el mayor agasajo
Del púlpito aguas abajo,
Regaron tiernos planteles,
Centuplicaron verjeles
I la col picó en el ajo.

    San Mateo fué el primero
Que sembró la verdad pura
De la Sagrada Escritura,
I en idioma verdadero;
Matizó del chacarero,
Quemó el abrojo al crisol,
Siendo el terreno un visol
San Márcos se lo bendice,
Al que ove, como quien dice
Entre col i caracol.

    San Lúcas sembró el terreno
Que el Salvador le confiaba,
Lo que en el Misal estaba
Dijo en su sermon sereno,
La Iglesia prestó su seno
I en lista fué su trabajo;
San Juan, el último, trajo
Prucba del Apocalípsis,
Delineando los matices
Entre col, caracol i ajo.

    Al fin, si los que han sembrado
Semillas del Evanjelio,
Habla Francisco i Cornelio,
Sus libros lo han comprobado.
El grano que es derramado
Santo Domingo midió
Que en el suelo se esparció,
I para quien la aprovecha
La misteriosa cosecha
Ciento por uno rindió,

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El hijo Pródigo,

    El hijo pródigo soy
De mi padre el mas querido,
De mi casa me ausenté
Aqui estoy arrepentido.
Todo mi herencia pedi

Yendome á tierras lejanas,
Ni el plañir de las campanas
Al tiempo no los oí;
En otros paises perdi
Hasta quedar como estoy;
Si adonde mi padre voy
Que vergüenza en este estado.
Le diré allí arrodillado
El hijo pródigo soy.

    Determiné trabajar
Para devorar recuerdos;
Una manada de cerdos
Me obligaron á cuidar,
Para irme a desayunar
Me daban era entendido,
Un vizcho empedernido
Oh, dolor existió en mi,
Al recordar de que fuí
De mi padre el mas querido

    Mi pensar era diciendo
 Quiero irme ponerlo en obra,
El pan en mi casa sobra
Y yo confuso muriendo,
Se me odmitiera sirviendo
De criado yo le diré,
Señor mio te olvidé
De necesidad es mi historia,
Yo por una vana gloria
De mi casa me ausente.

    El padre con la confianza
No perdió de ver á su hijo;
Y ese dia un regocijo
Le aumentaba su esperanza;
Mirando al camino alcanza
A ver un desconocido
Conociendolo ha corrido
Y lo estrechó al corazón,
Dijo: el hijo en la ocasion
Aqui estoi arrepentido.

    Al fin el mayor agrado
Le mostraba el padre al hijo,
Con cuidado el mas prolijo
Marchó con él abrazado;
Ordenó que fuese aseado
El palacio y fué evidente;
Para el que estaba presente
Observe esto el pecador,
Lo mismo lo hace el Señor
Con aquel que se arrepiente.

Nota: Hay error de diagramación en la cuarteta.

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MILAGROS DE LA VIRJEN
DE ANDACOLLO.

A ver la Reina del Cielo
Ocurre bastante jente,
Llega el humilde devoto
Incado se hace presente.

De diferentes lugares
Vienen a rendirle culto:
El pobre, el jurisconsulto
Lloran junto a sus altares;
Algunos cruzan los mares
Deseosos de tal consuelo,
Andacollo feliz suelo
Que el mes de Diciembre atiende,
Todo el órbe se desprende
A ver la Reina del Cielo.

Es Océano de gracia
Del enfermo la salud
Proteje con su virtud
Y todo con la eficacia;
La primera aristocracia
De la Serena evidente;
Como el señor Intendente;
Viene, y el mayor Vicario,
A visitar su santuario
Ocurre bastante jente.

De milagros hai millones
Que a hecho María Santisima:
Protectora piadosísima,
A diferentes naciones,
Los colma de vendiciones,
Al sabio como al remoto,
Sin cesar es este voto
Del cristianismo en su abono,
A suplicarle a su trono
Llega el humilde devoto.

Ciegos han tenido vista
Los tullidos han andado.
El enfermo ha mejorado
Refiere una larga lista;
Dicha princesa conquista
Que ocurra inmediatamente,
Todo estado de viviente
Si quiere ser perdonado
Confesado y comulgado
Incado se hace presente.

Al fin Maria es portento
De todo el linaje humano,
Por eso alvierto al cristiano
Suscribase en el asiento
Que tiene su nombramiento
Del santìsimo Rosario.
Para legar de su erario
Y decir también soi su hijo,
Yo lo hablo por qué lo dijo
San Pedro el primer Vicario.

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LAS PLAGAS DE EJIPTO

    En el reino de Faron
Con diez plagas castigaron,
Los cautivos livertaron
Moisés i su hermana Aron.

    Les dijo el Omnipotemte
En la presencia del rei,
Esa vara por la lei
Se convertirá en serpiente;
Tertuliano es evidente
Que pasó el Nilo en razon;
Las aguas fué admiracion
En sangre las trasformaron
Cuando ya se presentaron
En el reino de Faron.

    El tirano le rogó,
Que aquella plaga quitase;
I el pueblo se livertase
Y despuss dijo que no;
Aron vino i arrojó
En las lagunas sacaron,
Tantas ranas que infestaron
Al reinado de jentiles
Por igual los varoniles
Con diez plagas castigaron

    No dando la livertad
A los hebreos cristianos,
Mandó insectos inumanos
I castigó la ruindad;
Siendo confundidos ya
Por si se daba le enbiaron,
Moscas que los molestaron
I peste alos animales
Aquellos dos mariscales
Los cautivos livertaron.

    La sesta plaga con prisa
Con la cual los castigó,
Moisés al aire tiró
Un puñado de seniza;
En la setima graniza
Con truenos é nundacion,
Relanpagos que afliccion
Que tanto se atribulaban
Mucho con Dios conbersaban
Moisés i su hermano Aron

    Al fin las langostas fueron
Esta fue la octava plaga,
De modo que como daga
El esterminio sufrieron;
Pero no se convencieron
Con la grande oscuridad,
Por tres dias en berdad
Fué la pena i el zonrojo
Hasta pasar el mar rojo
Duró la inumanidad.

                  Nicasio García

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