LA ANARQUIA POLITICA

  Donde está el liberalismo
Con sus antiguas conquistas
I aquellos balmacedista
Pregunto con laconismo
La ambición i el despotismo
Han desecho el ideal
Que sustenta el liberal,
Los cuales, al parecer,
Por ambicion al poder
Van al circo clerical.

  La gloriosa democracia
Tambien, por las ambiciones,
Dividida en dos fracciones
Hoi se encuentra por desgracia
Siguiendo la aristocracia,
O sea a los petardistas,
Unos son coalicionistas
Instrumentos aristócratas
I los mejores demócratas
Se quedan como aliancistas.

  Con esta gran desunion
La democracia irá a tierra
I quien triunfará en la guerra
Será al fin la coalicion.
Pobre de nuestra nacion
Que no tiene liberales!
Los que hai no son leales
Por que son, pues, ambiciosos,
I al fin los mas prestijiosos
Hoi son nuestros radicales.

  Conchistas i gutierriztas.
Van, mis amados lectores,
Junto a los conservadores.
I a esos balmacedistas.
Los demócratas landistas
Siempre siguen con la alianza,
La cual tengo la esperanza
Que triunfará en la campaña,
Porque el pueblo no se engaña
I es capas de la venganza.

  En seis ramas dividido
Está el árbol liberal
I el viejo árbol clerical
Solo se mantiene unido.
Tome ese ejemplo el partido
Demócrata, especialmente,
I unido precisamente
Formará un nucleo grandioso,
I entónces si que glorioso
Será en todo el continente.

  Por fin, demócratas buenos,
Es dejar ya la ambicion
en una sola fraccion
Unir al pueblo chileno.
Jamas en ningún terreno
Ir al circo clerical,
El moso es nuestro ideal
I hai que continuar avante,
Hasta marchar, pues, triunfante
La bandera liberal.

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OTROS TRES GUARDIANES
A LA TUMBA

  Fresca se halla todavia
La sangre de Valenzuela,
Cuya muerte desconsuela.
A toda la policia.
  Cuando aun, pues, ni se enfria
La sangre de aquel primero
Cae Froilan Oliveros
Bajo el puñal asesino,
Muerte que yo me imajino
La ejecutó un carpintero.

  Seis dias van solamente
Trascurrido, les diré,
I otros tres guardianes sé
Que han caido últimamente.
Ramon Moreira realmente
Es, en la calle de Carreras
Con tres puñaladas fieras
Ha caido mis lectores,
Por capturar, pues señores,
Aun ratero deveras.

  Luis Guajardo así se llama
El ratero en relacion
Que se halla en esta ocasion
Hecho autor de un nuevo drama.
Moreira la atención llama
Del pueblo por su valor,
Por que herido el servidor
Con tres heridas de muerte,
Corre i pilla casi inerte
Al cínico matador.

  Apenas le capturó
I al compañero lo entrega
En tierra cae el colega
Medio muerto, diré yó.
Así se le recojió
Llevándole al hospital
Miéntras tanto el criminal
Es conducido al juzgado,
Donde será condenado
Si es que muera el policial.

  No solo la policia
Sufre ahora, agrego yó,
Tambien la de Curicó
Se encuentra de duelo hoi dia.
Juan Martinez que servia
En ella como sarjento
Muerto es en este momento
En la calle de Vidal
Por un jóven criminal
Que le mata mui violento.

  Ponce, un guardian tercero
Llegó a defender la clase,
I el criminal lo deshace
Con su buen puñal de acero.
Medite el pais entero
En que estado i condicion
Se encuentra en esta ocasion
Nuestra pobre policia,
Dando sangre dia a dia
Sin pago de la Nacion.

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UNA MADRE QUE INTENTA
ASESINAR A SU HIJO
UNA MUJER QUE MATA A SU MARIDO
A PALOS
Y SOBRE EL BANDIDO LOYOLA
PRÓXIMA SENTENCIA DE MUERTE

  Por primera narraré.
Lo que ocurrió en la Castrina,
Matar quiso una asesina
A su hijo agregaré.
Luzmira Marin, diré,
Oculta sin mas razon
Tuvo la guagua en cuestion,
I al verse ya deshonrada
Quiso ahogarla la malvada
Con un enorme terron.

  Una señora que vió
Con otra impidió la escena
Mas la Marin como hiena
Quitar la guagua intentó,
Para arrojarla se vió
A un profundo canal;
Frustrado su acto brutal
Se le llevó a la prision,
Donde el premio de su accion
Espera la criminal.

  Elvira Diaz hirió
Con un palo poderoso
A Freire, su gran esposo
I al hospital lo llevó.
A los tres dias murió
El esposo en referencia
I la Diaz, en consecuencia,
A la prision fué llevada,
Donde espera la malvada
Por su crímen la sentencia.

  Dejando ahora a un lado
Una i otra criminal
Hablaré del infernal
Loyola, el gran malvado.
Este bandido afamado
Como se sabe asaltó
I brutalmente violó
A uno menor de edad,
I con la mayor crueldad
Al final le apuñaleó.

  Fresco se halla todavia
Ese crímen tan horrendo
Que castigo está pidiendo
El público dia a dia.
Loyola con cobardía
Asaltó aquel inocente
I le violó infamemente
Dejándole casi inerte,
I así la pena de muerte
Piden para el delincuente.

  Pena de muerte ha pedido
Según se sabe el fiscal
Para el torpe criminal
O el mas cinico bandido.
Dar de nuevo yo he querido
El retrato del malvado
Porque el público indignado
Bien le quiere conocer,
I el número doi a ver
Que en la seccion le ha tocado.

Imp. «El Debate»—S. Diego 291

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CONTINUACION DEL
GRAN CONTRAPUNTO
ENTRE EL HUASO EL PACO
I EL SARJENTO
Fin del pleito

  Huaso.— Que no se habrá
                            (equivocado
Usted amigazo sarjento
Que este paco boqueriento
Me lleve preso amarrado.
Ni una docena a su lao
Que tuviera me llevaba
Porque yo le bofetiaba
Lo mismo que a un monigote,
I del primer papirote
La bosta aqui le sacaba.

  Guardian.— Esto de ser mui
                                 (paciente
Suele ser perjudicial,
Si no te pego animal
Es por no alarmar la jente.
Mi primero está presente
I él ha observado mui bien
Como me insultas tambien
Aun hasta en su presencia,
I solo por tu imprudencia
Voi a llevarte pequen.

  Primero.— Dejarse pues de
                                   (razones
Su huaso de porqueria
Porque a la comisaria
Voi a llevarte a trompones.
Guardian, a estos bribones
Hai que tostarles bien fuerte
I darles palo de suerte
Que se les quite lo diablo,
I bien atado a San Pablo
Vayan aunque estén de muerte.

  Huaso.— Perro que ladra no
                                  (muerde
I a este hombre tan guapo
Se que del primer guascaso
Aquí lo hago escupir verde.
Al primero que se enserde
Mis manos ya va a probar,
Si el sarjento viene hablar
Lo planto caballo abajo,
I a los dos echo al carajo
Si no me dejan andar.

  Guardian.— Con su permiso
                                  (primero
Ya no puedo soportar
Ni ménos el tolerar
A este huaso grosero,
Es un burro verdadero
Que con palabras no entiende
La moral pública ofende
I hai que taparle la boca,
Ya con una biricoca
Si con razon no comprende.

  Huaso.— El helaero paquito
Pa atracarte junto a mi
Te aseguro que el kepí
Te hago perder lijerito.
Afirmate pues mardito
Con este rotito huaso
Que allá va el primer huascazo
I afirma las carretillas,
Igualmente las costillas
Que aquí va este chinchorrazo,

Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesías
       Juan B. Peralta
       San Diego 322

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Asalto a mano armada
A LA IMPRENTA DE «LA TARDE»
Su redactor herido

  En la imprenta fué asaltado
Su redactor propietario
O el director de aquel diario
Que aquí dejo mencionado.
El caballero nombrado
En su escritorio se hallaba
Cuando a la imprenta llegaba
Una jente algo decente,
Los que al entrar, claramente,
Por el dueño preguntaron.

  Una vez en la oficina
Preguntan al Redactor,
O sea aquel director
De una version que jermina,
Sobre aquello una bolina
En el acto se formó;
Al director se tomó
Golpeándole con violencia,
I aunque él hizo resistencia
Siempre herido pues salió.

  Miéntras dos le maltrataban
Los otros dos caballeros,
Con revólver, de portero
Dicen que se colocaban;
Los que en ausilio llegaban
Del caballero agredido
Eran allí detenidos.
Por los que de guardia estaban,
Los cuales amenazaban
Dejar a todos heridos.

  El señor Galo logró
Salir por fin para afuera
I la jente vuelta fiera
Siempre adentro se quedó,
La policía llegó
En ese mismo momento;
Dos guardianes i un sarjento
Con un valor imponente
Entran i toman la jente
Con un esfuerzo violento.

  El señor Barros herido
Tambien salió en la reyerta,
La servidumbre es mui cierta
Que a nadie ha defendido;
Tagle fué el mas atrevido
El cual en ese momento
Se pone como sarjento
Al frente de los guardianes
Apresando así a los canes
Con valor sin detrimento.

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Gran salteo en Linderos
UN MUERTO I TRES HERIDOS

  Miéntras que la policía
Perseguia a los malvados
Que de Buin son escapados,
En Linderos sucedia
Otra grande fechoría,
Que a todo el pueblo alarmó.
Una partida llegó,
Sumamente bien armada,
A la hacienda mencionada
I un gran despacho asaltó.

  El propietario del fundo,
Al empezarse el salteo,
Salió, según yo me creo,
Con un esfuerzo profundo,
A prestar el mas fecundo
Ausilio en tal ocasion.
Bien armado aquel patron
Sale, pues, con sus peones
Atacando a los ladrones
Con un esfuerzo de leon.

  Al ver, pues, los salteadores
Que venia tanta jente,
Emprenden precisamente
Sus fugas los malhechores.
Patron i trabajadores
Dan de bala a los bandidos,
Entónces los forajidos
Responden tambien el fuego,
Cayendo cuatro mui luego
Entre peones i perseguidos

  El señor Moller aunque vió
Caer dos de sus sirvientes,
No temió a los delincuentes,
I aun mas fuego les dió.
En la descarga cayó
Tambien un bandido muerto
I otro herido, sé mui cierto,
Que en la refriega ha quedado,
I a otros dos ha logrado
Apresar, yo les advierto.

  Por fin, en este salteo
Hai un muerto i tres heridos.
Dos peones, dos bandidos
Quedan en el campo, creo.
Yo medio perplejo quedo,
En verdad, en este momento.
Al ver tanto hecho sangriento
Dan deseos de esclamar:
¡Pobre Chile, tan fatal!
Tiene sangre hasta el cimiento!

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Fuga de presos
EN LA CÁRCEL DE BUIN

  Una reyerta sangrienta
En aquel pueblo ha ocurrido,
De la cárcel se ha salido
Una multitud que afrenta
Sin darse siquiera cuenta
La guardia en ese momento.
Una falanje violenta
De un repente le asaltó,
I las armas se llevó
De aquel establecimiento.

  Afuera todos salieron
Dando fuego a los soldados,
I todos mui bien armados
Rápida fuga emprendieron;
Algunos guardias hirieron
Siendo siempre perseguidos,
Dos reos tambien heridos.
Caen según supe yo;
I en seguida se libró
La lucha con los bandidos.

  De todas partes mandaron
Fuerza en su persecucion,
I para mejor accion
Todos los pasos trancaron;
En los morros se apostaron
Como cinco o seis soldados,
Valientes y denodados
Ajentes de policía,
Los que ayer en pleno dia
Combaten con los malvados.

  Dicen que los forajidos
Entre algunos matorrales,
Burlan a los policiales
Permaneciendo escondidos;
Vistos i reconocidos
Por la buena policía
Con gran valor i enerjía
Les hace un fuego certero;
Pero el núcleo bandolero
Contesta con valentía.

  Como dos horas duró
Aquel combate sangriento,
I en el mismo pavimento
Gran parte de ellos murió;
Nueve muertos digo yo
Han habido i siete heridos,
Todos pues son reducidos
A la prisión por sus nombres;
Muriendo diez i seis hombres
Entre ajentes i bandidos.

  Por fin, pues, la policía,
Con su sangre está probando,
Que caro le está costando
Guardar el órden del dia.
Nuestra sociedad mui fria
Mira aquellos defensores,
Que por privarnos de horrores
Dan su vida a cada paso;
Por estirpar en tal caso
A todos los malhechores.

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LA EJECUCION DEL REO
RUDECINDO GONZALEZ
Indulto solicitado por el pueblo
  de Curicó i el Congreso Obre-
  ro de Santiago.

  Hoi Rudecindo Gonzalez
En un triste calabozo
Arrepentido i penoso
Ve que las horas fatales
Avanzan mas que mortales
Para traerle la muerte;
Gonzalez ya casi inerte
Ha pedido a su Excelencia
El indulto a su sentencia
Que no consiguió por suerte.

  El pueblo de Curicó
Se ha dirijido primero
A nuestro Congreso Obrero
Por telegramas que envió.
A este cuerpo pidió
Que rogase a su Excelencia
Tuviese piedad i clemencia
Del pobre reo González,
I en estas horas fatales
Le indultaron la sentencia.

  Una comision nombrada
Por nuestro Congreso Obrero
Donde el Gobierno lijero
Fué con alma acongojada
I la peticion firmada
Por ellos precisamente
Le entregan al Presidente
Pidiéndole a la verdad,
Salvara por caridad
La vida del delincuente.

  El Gobierno prometió
A nuestros buenos obreros
Llamar a sus consejeros
Orden que en el acto dió.
Por desgracia no llegó
Número para sesion,
I el jefe de la nacion
Se quedó con su promesa,
I Curicó con certeza
Verá al fin la ejecucion.

  Gonzalez ejecutado
Hoi miércoles al fin será,
Si el indulto no le da
Nuestro Consejo de Estado.
Por esto es que el Juez Letrado,
De Curicó mui atento
Aplazó el afusilamiento
Por si el Consejo de Estado
Perdona aquel desgraciado
En sus últimos momentos.

  Gonzalez está aguardando
Al fin desde el calabozo,
Ese banquillo afrentoso
Que su cuerpo está esperando.
Su pueblo busca llorando
Para el pobre su perdon;
En prensa ya mi edicion
I hasta la hora en que escribo
No sé si está muerto o vivo
El desgraciado en cuestion.

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DETALLES DE LA BATALLA
Nomina de los muertos i heridos.—
El trabajo forzado.— Un remedio
eficaz.

  El permanente rencor
Que existe en los presidiarios
Es porque los sanguinarios
Miran con rabia i horror
Al pequeño salteador
Que solamente animales
Ha robado en sus anales,
I por eso a esta pandilla
La tratan de palomilla
Los perversos criminales.

  Cuando Arenalda mató
A Silva con cobardía
Que era de caballería
Rojas a vengarlo salió;
Desde entónces se formó
Un partido arenaldista
De palomilla a la vista
Que a Arenalda defendia,
I otro de caballería
Que se le llama rojista

  Los rojistas enojados
Con los de la palomilla
Juraron con sus cuchillas
Matar aquellos malvados.
El diezisiete indignados
Al taller todos llegaron
I sus armas prepararon
Para empezar la venganza,
I con valor i pujanza
El combate comenzaron.

  Meneses, López i Soza
Hirieron primero a Guzman
I luego adelante van
Con enerjia espantosa,
La palomilla angustiosa
Lucha con cierta enerjia,
Al ver que ya Fuenzalida
I el reo Armando Rivero
Caen bajo el cruel acero
De los de caballería.

  La batalla se empeñó
De un modo tan horrible
Que ya se hacia terrible
Cuando el director llegó,
La guardia toda escapó
A los tajos i reveses
Que aquellas fieras monteses
Brindaban con rapidez,
Capitaneados talvez
Por López, Soza i Meneses.

  Con lo que ahora a ocurrido
El gobierno habrá pensado
En formar para el malvado
Un destierro mui temido.
La perpetuidad al bandido
Lo insiste estar endiablado,
La bala no ha reformado
Tampoco al hombre temible,
I el remedio mas posible
Es el trabajo forzado.

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UN AMIGO DE CURICÓ
LE DEDICA ESTAS POESIAS
A LA FAMILIA PIZARRO
RESIDENTE EN PALMILLA

  Sobre Pizarro el perjuro
Amigo les hablaré
Sobre el tramposo diré
Todo lo que sea seguro.
Pasa de castaño a oscuro
Lo que éste hace en su Hotel,
De paja al parecer
Les dá alojamiento en grande,
I con diez cobres de carne
Da a sus clientes de comer.

  El sin vergüenza pelea
Con cualesquiera cirreta
A Rosa su hija coqueta
Que con todos maraquea,
Con todo el mundo pleitea
Si putean a su hijita,
Alfaro es el que hoi visita
La payasa sin vergüenza,
I en Silva i Guzman no piensa
La tal maraca Rosita.

  Este hombre miserable
Le manda a todos por nada,
A la justicia cansada
Tiene ya el intolerable,
Con el juego al monte estable
Que maneja el garitero,
Mata el hambre por primero
I citas paga el bribon,
I sobre este maricon
Hablarles a ustedes quiero.

  En la estacion estaba empleado
El bochinchin supe yo,
Cuando un dia, pues, pelió
Con una mujer del lado,
Del taller luego arrojado
Fué por leso i sin vergüenza,
Si vo le hago esta ofensa
Se la hago de un modo honroso,
Porque el perjuro trampozo
No debe ir a la prensa.

  Por fin alguien me asegura
Que este hombre condenado,
Sus hijas alcagüeteados
A todas las halla pura,
Hasta por un chico jura
Siendo que tiene esperiencia,
Este diablo sin conciencia
Friega a todo el mundo entero
Igual pues al bochinchero
Es toda su descendencia.

  Por fin amigo Pizarro
Usted que a nadie respeta,
I hasta a sus compadres reta
No se enoje si lo agarro,
Su alma ya parece barro
I en vida está condenado,
Porque nadie le ha tapado
El hocico con un perno,
I así creo que el infierno
A usted lo habrá bomitado.

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